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La salud del CEO: no pregunte, diga |
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| El 19 de abril, el CEO de McDonald's, Jim Cantalupo, murió de un ataque al corazón. Su sucesor, Charlie Bell, de 43 años, hace poco le fue diagnosticado cáncer del colon. En ambos casos, la empresa recibió altos márgenes de los inversionistas por haber atendido el problema rápidamente. No obstante, la situación hace pensar en cuánto debería saber una empresa sobre la salud de su staff gerencial y cuánto debería ser comunicado a sus empleados y accionistas.
Según un estudio del 2003, de la Asociación Americana de Gerencia, sólo 22% de las empresas patrocinan exámenes físicos anuales para sus ejecutivos, lo cual a criterio de algunos, no es suficiente. Según algunos voceros, la junta directiva debería responsabilizarse por cualquier factor que afecte la habilidad del CEO para gerenciar o permanecer en su posición. De lo contrario, estaría violando su deber con los accionistas.
Desafortunadamente, no hay una guía escrita a seguir cuando un jefe se enferma. Aunque el Acta para Americanos con Incapacidades prohíbe a los empleadores preguntar sobre la historia médica de un candidato, una vez que se hace una oferta de empleo, la empresa puede insistir en un reconocimiento médico. Con frecuencia, las juntas directivas no se ocupan de mencionar asuntos relacionados con la salud; se asume que si la persona luce saludable, es porque lo está. A fin de cuentas, dadas las limitaciones de la ley, las juntas directivas y los accionistas dependen de que los ejecutivos sean honestos sobre el estado de su salud.
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Este es el resumen del artículo "La salud del CEO: no pregunte, diga" publicado en Mayo 31, 2004 en la revista Fortune.
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