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Volviéndose un país serio |
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| La economía de Argentina se está recuperando. Desde septiembre, el PIB se ha extendido a una tasa anual del 11%. Y con la economía, la popularidad política del Gobierno también parece estar repuntando. El cuarto mandatario en pocos meses, Eduardo Duhalde, finalmente logró tras algunas medidas económicas, llevar el país a la calma y conducirlo a elecciones. Néstor Kirchner fue electo como nuevo líder aunque no con la mayoría popular según los analistas.
Kirchner representó el logro de quienes querían una renovación política. Fue respaldado por Duhalde y su maquinaria política, y ha obtenido cierto grado de dominio que algunos sitúan en un 70% de aprobación ciudadana. Pero los daños económicos de hace unos años todavía están latentes. La crisis del 2001-02 dejó desecho el tejido social. El colapso trajo también otro daño, la convertibilidad, puesta en práctica por Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo. Además, las medidas económicas implementadas por estos dos, hicieron de Argentina un modelo económico amparado por el FMI que, al venirse abajo, se convirtió en un claro ejemplo en contra de la globalización. Hoy en día es difícil encontrar a alguien que hable bien de Menem, mientras que, en contraste, Kirchner es visto como alguien honesto, que ha prometido hacer de Argentina “un país serio”.
El colapso del 2001-02 fue excepcional en severidad pero las drásticas fluctuaciones económicas han sido la norma en Argentina por décadas. El país, además, ha ganado y perdido su estatus de desarrollado según los tiempos. De acuerdo con los expertos, esta nación ha demostrado ser incapaz de industrializarse y diversificarse eficazmente, mientras los grupos políticos se culpan mutuamente. El factor más influyente ha sido la inestabilidad política, presente desde 1930 cuando una junta militar tomó el poder, terminando con siete décadas de gobierno civil constitucional. La democracia ha mostrado resistencia y poca tendencia a volver a un esquema autoritario.
Pese a los problemas económicos, la situación pudo solventarse gracias a Roberto Lavagna, ministro de Economía traído por Duhalde y mantenido por Kirchner. Algunos factores han sido claves como el aumento de precios de las exportaciones después de un período de estancamiento, y la reactivación del uso de la capacidad instalada. Si Argentina realmente está decidida a aprovechar esta oportunidad, Kirchner tendrá que implementar medidas, quizá impopulares, para aclarar algunos asuntos pendientes que quedaron después del colapso. Un buen punto para comenzar podría ser el Estado de Derecho.
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Este es el resumen del artículo "Volviéndose un país serio" publicado en Junio 05, 2004 en la revista The Economist.
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