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El crudo arte de hacer políticas



Revista: The Economist
Tema: Finanzas
Fecha: Junio 12, 2004
La inflación está avanzando poco a poco. En mayo, el promedio de la inflación en las áreas de influencia del euro ha llegado a 2,5%, un poco más del límite de 2% esperado por el Banco Central Europeo (ECB). La culpa de este salto de la inflación está relacionada con el alza de los precios del petróleo. Así pues, ¿deberían los bancos centrales elevar las tasas de interés para hacer frente al alza de los precios del petróleo?

Según Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, la respuesta a esta interrogante no está clara. El dilema es que los altos precios del petróleo no sólo impulsan la inflación, sino que también disminuyen el crecimiento. Algunos economistas argumentan que el alza en los precios del petróleo es deflacionaria, justificando un recorte en las tasas de interés. Pero este es un malentendido del término. Los altos precios desinflan la demanda, pero es poco probable que hagan bajar los precios. Los altos precios del petróleo impulsan siempre la inflación. De hecho, los precios del petróleo no son ni deflacionarios ni inflacionarios en sí. Todo depende de cómo reaccione la política económica y, por tanto, de dónde termine la curva de la demanda.

Una clara lección del pasado es que los bancos no pueden hacer nada con los precios del petróleo y otros bienes y servicios. Si no hay señal de un incremento en la tasa de inflación (excluyendo los precios de la electricidad), no hay necesidad de incrementar las tasas de interés. Existe evidencia de que los aumentos en la inflación tienden a desbordarse en los salarios más rápidamente en Europa que en Estados Unidos, debido a los mercados laborales menos flexibles. Si esto es así, los bancos centrales europeos tienen derecho a estar más vigilantes sobre el aumento de los precios del petróleo.

Por otra parte, el carácter cíclico de la economía determina también si es necesario que los bancos centrales eleven las tasas de interés. Mientras más lenta sea una economía, habrá un mayor riesgo de que los altos precios del petróleo se coman los salarios y de que las compañías desaparezcan a causa de los altos costos. Así pues, el rápido ritmo de crecimiento de Estados Unidos y el alza en su tasa de inflación constituyen dos razones de peso para que las tasas de interés sean elevadas en estos momentos. Por el contrario, cuando los precios del petróleo se dispararon a principios del año pasado, en una economía débil y con riesgo de deflación, lo respuesta correcta era recortar las tasas de interés.

Hay, además, una diferencia importante entre la última alza de los precios del petróleo y las del pasado: la más reciente se debe a la gran demanda de crudo por parte de una economía global en auge, sobre todo en Estados Unidos y China. Este punto refuerza la idea de que es necesario elevar las tasas de interés pronto.




Este es el resumen del artículo "El crudo arte de hacer políticas" publicado en Junio 12, 2004 en la revista The Economist.

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