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El ataque del dragón |
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| China se está convirtiendo en la fábrica del mundo, en detrimento del desarrollo de los países latinoamericanos.
Prueba de ello es el caso de la organización Philips, que hace más de un año mudó su planta de producción de pantallas de TV de México a China. Aun cuando el país azteca cuenta todavía con 12 fábricas de esta firma, no se compara con los planes de desarrollo en Oriente, donde la empresa ha decidido expandir su nuevo centro de producción global - ya posee 23 fábricas que producen US$ 5.000 millones anuales en mercancía, dos tercios de la cual se exporta.
La competitividad china, basada en bajos salarios, abundante mano de obra, inversiones en capacitación tecnológica, economías de escala y una férrea disciplina social, erosiona las pocas ventajas competitivas de América Latina. Este avance es el resultado de la apertura a un esquema que combina iniciativa estatal con capital privado local e internacional y que ha logrado un crecimiento de las exportaciones en un 50% en la primera mitad de 2002 y exportaciones por US$ 640 mil millones.
Además el gobierno garantiza a los foráneos un programa especial que otorga desde exenciones fiscales y asistencia técnica hasta fábricas preconstruidas o terrenos gratis. Así los resultados son contundentes, la productividad se ha disparado, y el ritmo de crecimiento ha duplicado el de los salarios, mientras las perspectivas de desarrollo de América Latina se alejan.
México envía a EE.UU. el 90% de sus exportaciones, pero de los 20 rubros principales, 12 están amenazados por los chinos. Seguramente el país será desplazado del segundo puesto como proveedor de EEUU, como ya pasó con Japón. En lo que respecta a otras economías latinoamericanas, también intimida el poderío chino que cuenta con transporte, sistemas de cargas y vías de comunicación mejor preparadas para el comercio.
No todo es tan malo. China también representa un amplio mercado para las exportaciones, con cerca de 1.200 millones de personas. Para tener éxito, es necesario mercadear el valor agregado en servicios, la diferenciación, la marca y la tecnología, de lo cual ya hay experiencias exitosas como la cerveza mexicana Corona y el caramelo Butter Toffes de la argentina Arcor, y la brasilera Embraer (que se asoció con la china AVIC II y montó una fábrica regional de jets para el mercado corporativo). Algunos apuestan a la oferta de tecnología y otros proponen salidas creativas, como el caso del Perú, donde confían en atraer inversionistas chinos para que maquilen en ese país y aprovechen sus aranceles preferenciales para exportar a EE.UU.
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Este es el resumen del artículo "El ataque del dragón" publicado en Marzo 2003 en la revista América Economía.
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