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La salud de las naciones |
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| En Estados Unidos, el Estado se encarga del cuidado de la salud de los pobres y ancianos, mientras la mayoría de los trabajadores y sus familias están asegurados mediante sus empleadores. Pero, después de los noventa, estos costos se han incrementado considerablemente presionando así la búsqueda de soluciones. Alain Enthoven, economista de la Universidad de Stanford, plantea como escenario posible la toma por parte del Estado del control de la salud financiada por el patrón después de las elecciones presidenciales del 2008, lo cual llevaría al sistema de casi 44 millones de personas sin cobertura de salud a algo parecido al modelo canadiense, donde los impuestos financian el libre uso de hospitales y especialistas (aun cuando los ciudadanos de ese país no se siente tampoco muy a gusto en este sentido).
En el caso de varios países europeos, el cuidado de la salud también se mantiene por la contribución de empleados y empleadores, pero esta política se ha visto también vulnerable al incremento de los costos y la disminución de los aportes debido al desempleo. Adicionalmente, las presiones en los presupuestos nacionales están causando tensiones internacionales particularmente sobre el precio de los medicamentos, los cuales forman parte importante de las facturas médicas. Ya en promedio, el gasto en salud se lleva una décima parte del PIB de los países desarrollados y la proporción crece cada vez más.
Aunque algunas investigaciones han demostrado que el cuidado de la salud sí retribuye en lo que respecta a una mejor y más larga vida, otras han hecho ver, por otra parte, que muchos servicios son mal empleados, ineficientes y de pobre calidad. Las evidencias provenientes de otros países sugieren problemas similares. El sector médico ha sido lento en la inversión en tecnología de información, con lo que se podrían reducir errores y mejorar la calidad. Entre otros males, es casi nula la integración efectiva de servicios provista por médicos de cuidado primario y por hospitales. El sistema refleja todavía las prioridades de los proveedores, doctores y hospitales, más que de consumidores o usuarios. Y aunque la meta debería ser elevar la eficiencia y lograr más valor por dinero, el sistema de cuidado de la salud es resistente a las reformas.
La mejor opción estaría en facilitar el camino entre aseguradoras y compradores en grupo, que puedan negociar directamente con los proveedores. Hasta ahora estos grupos se han visto impedidos por falta de información sobre la calidad de provisión médica. En Gran Bretaña la situación parece estar cambiando desde que el Gobierno ha abierto el sector de salud a la inversión de grupos foráneos. La entrada de nuevos proveedores ha sido un impacto para un servicio que por mucho tiempo no había sentido el efecto de la competencia. En Alemania también se está tratando de eliminar la barrera que dejaba sólo a los hospitales la tarea de proveer servicio médico.
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Este es el resumen del artículo "La salud de las naciones" publicado en Julio 17, 2004 en la revista The Economist.
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