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De alfa a omega |
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| Existen entre 6 y 8 mil fondos “hedge” o no regulados de cero riesgo, alrededor del mundo, que manejan miles de millones de dólares. Aunque controlan un pequeño porcentaje de las inversiones, estos instrumentos logran cada vez más la atención del sistema bancario y obtienen sus recursos de fondos de pensiones y compañías aseguradoras (que aunque los vieron sospechosamente en algún momento, después de la caída de la bolsa en el 2000-02, ahora no pueden invertir en ellos lo suficientemente rápido).
Los comercializadores acuden a los fondos “hedge” porque pueden ganar mucho tanto por administrarlos como por las ganancias de inversión en sí. Renaissance Technologies, por ejemplo, carga un 5% de tasa de gerencia y toma 35% de las ganancias. Si se debe o no hacer esto es un asunto a debatir; las grandes cantidades puestas en fondos “hedge” están haciendo bajar los retornos que inicialmente atrajeron las colocaciones. Si se habla con cualquier gerente de los fondos, en algún momento surgirá el término alfa, el retorno extra que los gerentes exigen ganar sobre la tasa de interés del mercado. El problema es que no hay crimen sin víctima. Para hacer dinero, hay que hacerlo a expensas de otros y en este caso los perdedores son las instituciones lentas. Para hacer dinero, dice un experto del área, se necesita un gran número de clientes dispuestos a perder un 1% anual por indolencia.
La mayoría de las estrategias de los fondos “hedge” son neutrales al mercado. Esto es, más que apostar a una vía u otra del mercado, se juega a la diferencia, al arbitraje, entre mercados o entes. Así, se compra una acción barata y se vende una cara, o se anticipa el efecto de las noticias sobre los precios de una serie de compañías. La necesidad de rapidez ayuda a explicar por qué los fondos “hedge” pagan hasta un tercio de todas las comisiones de corretaje, y abarcan de un 10 a un 30% de la negociación del mercado de la Bolsa de Londres, dependiendo del día.
Tales estrategias podrían hacer dinero cuando existen pocos jugadores y muchas ineficiencias, pero son menos lucrativas cuando se tiene muchos fondos haciendo lo mismo, las ineficiencias de las cuales ellos se alimentan son mucho más reducidas, dejando a los gerentes en la búsqueda de otras estrategias o asumiendo más riesgos. Generalmente esto significa elevar los retornos prestando más.
Para muchas estrategias de comercialización, sin embargo, hay un límite en la cantidad de dinero que puede moverse rápida y económicamente. Mientras mayores sean las cantidades, más caras son las apuestas o colocaciones. Es por esta razón que muchos de los más viejos y más conocidos fondos “hedge” no aceptarán nuevas inversiones. Algunos incluso han regresado sus capitales a los inversionistas. Si esto es justificado o no todavía queda por verse. El desempeño en general parece estar deteriorándose. A finales de los noventa, nadie tomaba en cuenta un fondo que no se jactara de ser capaz de producir un 15% anual. Ahora, los inversores se alegran con la promesa de retornos de un solo dígito. Incluso esto podría parecer mucho. En los primeros seis meses del año la mayoría de los fondos fueron apenas algo positivos. Abril y mayo fueron dos de los peores meses en años. Y muchos analistas ven esta situación algo perturbadora, dado que nada especialmente extraordinario pasó en los mercados. Se está hundiendo de una manera u otra, a criterio de otro gerente de estos fondos “hedge”. ¿De alfa a omega en algunos años?
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Este es el resumen del artículo "De alfa a omega" publicado en Julio 17, 2004 en la revista The Economist.
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