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Resistiendo el poder del pedigrí | 
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| De cierta manera, el ser humano del ámbito de los negocios tiende a tomar decisiones basadas en el conservador cálculo de la casta. ¿Cuántos se puede decir que han tenido el coraje o la intuición para contratar a los jóvenes prometedores una vez que entran en nuestras oficinas rebosantes de talento y pasión, pero sin pedigrí? Casi nadie. Esta conducta está mal tanto en su aspecto ideológico como práctico. Si somos emprendedores reales, y de verdad queremos crear una cultura de negocios diferente, ¿por qué nuestras empresas están llenas de quienes sólo han asistido a renombradas universidades y han trabajado también para renombradas empresas?
El autor de este trabajo relata su experiencia personal y su sentimiento de culpa al contratar a jóvenes provenientes de reconocidas universidades. Explica que eso no es más que tomar la vía rápida y fácil, como quien sólo apuesta a caballos favoritos, en lugar de buscar más arduamente el talento. Según este ha podido constatar, las personas provenientes de universidades promedio, que han trabajado en empresas de las cuales tal vez no había oído hablar, se desempeñan mucho mejor no sólo porque son buenos en lo que hacen sino porque tienen que demostrar que son mejores que los empleados de pedigrí. Esa es una de las razones prácticas para ver con recelo la necesidad del pedigrí. La razón ideológica es que no podemos pedirle a los clientes potenciales que nos escojan por nuestro valor si no extendemos este mismo legado de objetividad a la gente que contratamos.
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Este es el resumen del artículo "Resistiendo el poder del pedigrí" publicado en Agosto 2004 en la revista Inc.
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