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Nunca un momento aburrido |
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| Las cifras de estrés en el trabajo han aumentado en los últimos años. Y el tema se ha convertido en un asunto de importancia en muchos países en desarrollo como Francia y Gran Bretaña. Pero según algunos expertos, tal como la depresión y otras enfermedades mentales, el estrés es subjetivo. A diferencia de la depresión, sin embargo, no hay una definición clínica del estrés, por tanto existe cierto peligro de un mal diagnóstico.
Por todas las dificultades que presenta tratar de describir el estrés se podría decir que sí existe alguna relación con el lugar de trabajo. Pero las explicaciones sobre el incremento del estrés no soportan mucho escrutinio. Uno de los argumentos que sugiere que las largas jornadas de trabajo provocan estrés se rebate con las estadísticas mundiales que muestran que en los últimos años se ha reducido la jornada laboral en muchas partes del mundo. Una segunda teoría sostiene que las innovaciones en comunicación y el aumento de la supervisión sobre los trabajadores ha hecho la vida más estresante. Eso podría ser aceptable si no se hubiera dicho antes (en 1870 un doctor llamado George Beard identificó un grupo de desórdenes neuróticos causado por el avance de la civilización, es decir por el ferrocarril, el telégrafo y la prensa).
Lo que ha cambiado es la prontitud con que un trabajador dice que está estresado. Mientras más se le pregunta a la gente si está estresada, más propensión existe para decir que sí. Por tanto, ¿qué podrían hacer las empresas al respecto? La institución estatal británica Health and Safety Executive propone algunas pautas que probablemente no son el mejor punto de partida: 65% de la fuerza de trabajo, por ejemplo, debería sentir que su empleador lo “involucra frecuentemente” en el cambio organizacional. De hecho, muchas empresas ya saben que mantener contentos a los trabajadores puede ahorrarles dinero. AstraZeneca, que lleva a cabo varios programas para incrementar el bienestar de su personal, reconoce que ahorra cerca de US$ 380.000 anualmente en primas más bajas de seguros. Las ventajas de tener trabajadores felices y productivos probablemente estimularán a otras empresas a emprender el mismo camino.
Dadas las variantes que puede adoptar el estrés, tratar de prevenirlo mediante regulaciones en tan poco práctico como tratar de legislar en contra del cansancio o del aburrimiento.
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Este es el resumen del artículo "Nunca un momento aburrido" publicado en Agosto 28, 2004 en la revista The Economist.
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