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La próxima economía |
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| Durante los últimos 15 años, cerca de 3 mil millones de personas (la mitad de la población mundial) han formado parte del mercado mundial, desde China e India hasta Rusia y Europa del Este. A pesar de que estas regiones constituyen una gran oportunidad de crecimiento para Estados Unidos, dado que están cada vez más interesadas y dispuestas a comprar productos “made in USA” (por ejemplo, 70% de las ventas de semiconductores son hechas en el exterior), a su vez, constituyen una amenaza comercial para las compañías estadounidenses, pues estas deben competir con el crecimiento acelerado de otras economías.
De hecho, el PIB de la India y de China, están creciendo a una tasa anual de 8,1% y 9,1%, respectivamente. Los gobiernos de dichos países están desarrollando infraestructura, incentivos tributarios para atraer la inversión y, en muchos casos, propiciando una fuerza laboral mucho más educada que la estadounidense. En este sentido, mientras que sólo 1,6% de la población de 24 años en Estados Unidos cuenta con un diploma de ingeniería, en Rusia, Corea del Sur y Japón dicha relación se duplica o cuadruplica. Y, para empeorar el panorama, Estados Unidos ya no cuenta con el monopolio de las ideas e innovaciones futuras.
Para revertir esta tendencia, el proteccionismo será de poca ayuda. Con el fin de que las compañías estadounidenses y sus empleados se vuelven más competitivas, el gobierno federal deberá invertir en las industrias del futuro. La porción de dinero destinado a investigaciones y desarrollo en Estados Unidos ha descendido 37% en los últimos 30 años. En el 2000, el gobierno estadounidense patrocinó 26% del total de las investigaciones, mientras que, en 1981, invirtió 47% en el mismo sector. La inversión federal en investigación y desarrollo es fundamental, pues de ella se beneficia toda la comunidad científica. Algunos de los mayores desarrollos de los últimos 20 años, como la Internet, son producto de esta inversión.
Pero, la inversión por sí misma no tiene sentido sin una infraestructura que la sustente. Por ejemplo, el gobierno estadounidense debería establecer políticas con respecto a la banda ancha de Internet, que propicien el surgimiento de una nueva generación de redes. A pesar de que la banda ancha es un instrumento fundamental en el desarrollo de nuevas tecnologías, así como en las áreas de información, servicios, educación y salud, Estados Unidos se encuentra en el undécimo puesto en la lista de los 15 países más desarrollados con respecto a la implementación de dicha tecnología.
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Este es el resumen del artículo "La próxima economía" publicado en Sep-Oct 2004 en la revista Foreign Policy.
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