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El equilibrio es una tontería |
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| Lograr un equilibrio entre nuestras obligaciones laborales y nuestras obligaciones personales es un vano artificio para solucionar problemas económicos y de logística. Pero, esto no es, por supuesto, lo que la mayoría de las personas quieren creer. La búsqueda del equilibrio ha sido la gran meta a lo largo de la historia, algo así como un derecho inalienable. Sin embargo, este asunto puede ser visto desde otra óptica. En lugar de tratar de equilibrar todos nuestros compromisos y pasiones a la vez, debemos entender que cualquier cosa importante, o bien hecha, requiere de una inversión total. En algunas ocasiones, se tratará de las necesidades de un hijo o de una esposa, y la oficina deberá dejarse de lado. En otras, cuando se está luchando por un negocio importante, será la familia la que pase a un segundo plano. Sólo con el tiempo se puede equilibrar un portafolio de experiencias diversas.
Nuestra lucha por el equilibrio sólo nos está haciendo más locos. He aquí cómo pensar en un mundo posequilibrio:
1. El feliz adicto al trabajo. Ya Freud lo dijo: “La ansiedad y el desequilibrio son elementos de la condición humana, fuente de creatividad, que estimula el logro”. Los grandes líderes, e incluso los mejores representantes de ventas, sienten un constante impulso a probarse a sí mismos. Los adictos al trabajo son simplemente personas increíblemente productivas. Además, el trabajo en la sociedad actual está directamente relacionado con el logro. La mayoría de quienes son exitosos y felices por lo que hacen, no trabajan duro, simplemente trabajan. Piensan en su trabajo incluso fuera de la oficina. Se podría decir que son adictos felices con su trabajo. Muchos ejecutivos sienten pasión por lo que hacen pues piensan que, de cierta manera, están creando valor para las nuevas generaciones, para el mundo en general.
2. El equilibrio es para la gente gorda. La otra cara de los adictos al trabajo es que la economía global tiende al desequilibrio, por ello la gente compite por puestos de trabajo, con personas que trabajarán más por menos dinero. Algún día, aunque no se quiera, todos nos volveremos adictos al trabajo para tratar de sobrevivir. Se puede protestar por la explotación laboral y la competencia injusta, pero la realidad es que los trabajadores de India, China, Brasil y otros lugares, no se detienen a pensar en ello (algunas empresas y gobiernos europeos están pensando en revocar la medida del recorte de horas semanales de trabajo).
3. La trampa de Superman. Incapaces de establecer una prioridad entre las cosas que son importantes, los humanos inventamos la posibilidad de tenerlo todo. En parte, este es el inevitable resultado de la entrada de la mujer al mercado de trabajo y de la proliferación de familias con dos salarios. ¿Puede una familia que tiene que atender dos trabajos, los hijos, los padres envejecidos, las cuentas y tantos otros elementos, esperar otra cosa que no sea un constante estrés? La trampa es creer que si trabajamos lo suficientemente arduo, podremos hacer cualquier cosa o, mejor aún, podremos hacerlo todo. De allí las supermujeres y los superhombres.
4. El libro de la vida. No podemos hacerlo todo, pero tampoco podemos dejar de hacer las cosas que son importantes. Una solución está en pensar a corto plazo, es decir, encontrar la manera de desconectarse de uno u otro entorno (por ejemplo, dejar de pensar en la oficina al salir de esta, o prestar el mismo nivel de atención tanto a la familia como al CEO de la empresa). Otra solución es adoptar una visión a largo plazo, que suponga un creciente equilibrio entre los diversos ámbitos de nuestra vida.
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Este es el resumen del artículo "El equilibrio es una tontería" publicado en Octubre 2004 en la revista Fast Company.
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