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Ajustado y holgado |
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| Algunos países europeos están en mejor forma que otros. Desde mediados del 2003, las economías del área han crecido a un paso rápido. No obstante, el crecimiento real en su PIB ha sido menos de la mitad del de Estados Unidos o Japón. Más aún, el crecimiento europeo se debe en gran parte a la demanda externa (exportaciones). De allí que muchos justifiquen la preocupación respecto a que Europa tal vez no esté aportando todo lo que debería a la economía mundial. Las diferencias por país también se hacen notar. Mientras Alemania experimentó sólo un crecimiento de 1,5% en su PIB, el año pasado, Francia reportó 3%. Desde 1996, el gasto real del consumidor se ha incrementado en 22% en Francia, pero sólo 8% en Alemania. El crecimiento del primero se ha dado por el aumento de la demanda interna, mientras que para el segundo, la expansión ha estado determinada por las exportaciones.
La diferencia en los desempeños de estos gigantes tiene algunas implicaciones, entre ellas: si las economías de Estados Unidos y China se desaceleran un poco el próximo año, la economía de Alemania será más vulnerable. Además, la política monetaria del Banco Central Europeo, que establece una tasa de interés única para toda el área de influencia del euro, probablemente tampoco sería un elemento favorable. A este panorama se sumarían elementos como que Alemania piensa recortar los beneficios de la masa desempleada y algunas empresas del país han establecido acuerdos con sus trabajadores para recortar costos mediante más horas de trabajo con el mismo salario. A largo plazo, estas medidas podrían ser beneficiosas, pero a corto plazo lo que hacen es minar la confianza del consumidor.
Probablemente otra razón por la cual el gasto del consumidor ha repuntado en Francia y se ha estancado en Alemania sea que el promedio de precios de viviendas ha aumentado en el primero y ha caído un poco en el segundo. De hecho, en los últimos tres años, los precios han bajado en Alemania, pero han subido en casi 40% en Francia. Los precios de propiedades residenciales también han aumentado en España, Irlanda, Italia y Bélgica. Este fenómeno puede apuntalar el gasto del consumidor, promoviendo un sentimiento de patrimonio de valor en quienes posean una vivienda.
Recientemente, el BCE expresó su preocupación sobre el rápido crecimiento en el precio de las viviendas y de las hipotecas en varios países, como resultado de las bajas tasas de interés. Un mercado boyante de propiedades ayuda a impulsar el gasto de consumo (este fenómeno es el que ha mantenido a los consumidores estadounidenses gastando desde el auge bursátil). Sin embargo, el BCE parece más preocupado que la Reserva Federal sobre las implicaciones negativas de la rápida inflación por precio de activos. A la institución le preocupa que el exceso de liquidez pudiera hacer subir la inflación en el futuro o desatar una burbuja sobre el precio de las propiedades.
Si es así, Francia y España podrían necesitar mayores tasas de interés para ayudar a enfriar sus mercados de bienes raíces. Aunque Alemania idealmente necesita tasas de interés más bajas. El mandato del BCE, sin embargo, es establecer la tasa promedio adecuada para las condiciones promedio en el área del euro. Desafortunadamente eso podría traducirse en que ninguna de las grandes economías tendría la política monetaria correcta.
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Este es el resumen del artículo "Ajustado y holgado" publicado en Septiembre 18, 2004 en la revista The Economist.
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