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El futuro es ayer | 
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| El 1 de septiembre, se reunieron 64 cámaras de comercio, industria y turismo de todo Perú para discutir cómo prepararse para el tratado de libre comercio (TLC) que Perú negocia con la Casa Blanca. El tema más sonado fue el de los Planes Estratégicos Regionales de Exportación (Perx). Los 25 Perx, uno por cada departamento de Perú, son un proyecto gubernamental que busca preparar a las regiones del interior para la globalización y convertirlas en pequeñas economías exportadoras.
A cargo de cada Perx hay una comisión encargada de ejecutar su matriz a través de talleres. El problema es que estas organizaciones enfrentan algunos obstáculos, entre ellos, Lima, precisamente, uno de los centrales. La capital concentra 46% del PIB peruano, triplica la disponibilidad de agua potable, saneamiento y alumbrado público, y tiene 100 veces más líneas telefónicas que los otros departamentos. Por su parte, las economías del interior son muy dependientes de mano de obra intensiva, pero cada vez disponen menos de ella porque el trabajo se concentra en la capital. Los Perx, además, no existen más allá del papel. Ninguna acción de competitividad ha sido desarrollada.
Indefectiblemente, la variable política se hará sentir. El gobierno de Toledo apenas es aceptado por 10% o 15% de la población y es presa de los ataques constantes de la oposición. Ante tal panorama es poco probable que un proyecto de reforma del Estado pueda avanzar. Pero aunque las tensiones no existiesen, queda demasiado por resolver. Como, por ejemplo, el déficit de US$ 40.000 millones en infraestructura que acumula el país y una estructura burocrática excesiva para un país de 27 millones de habitantes. La única respuesta ha venido de las empresas, que empujan un plan de macrorregionalización en cuatro grandes bloques que reúnan a varias regiones con economías similares o complementarias.
Pero, mientras tanto, los empresarios de las regiones sólo ven promesas y borradores. Su agenda es clara: para mayor competitividad, necesitan mejores condiciones, pero no tienen demasiadas respuestas. Sus reclamos son razonables. La Cámara de Cusco ha hecho saber que la descentralización podría funcionar mejor si se incorpora inversión privada de inmediato. “La descentralización es una moneda de dos caras, pública y privada, y sin los privados volverá a fracasar como en 1992”, dice Fausto Salinas Lovón, su director. El peor escenario será descubrir que el futuro pudo ser ayer.
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Este es el resumen del artículo "El futuro es ayer" publicado en Octubre 2004 en la revista América Economía.
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