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Dinero y moral en GE



Revista: Fortune
Tema: Ética
Fecha: Noviembre 15, 2004
Autor(es): Marc Gunther
Hace unas semanas, Jeffrey R. Immelt, presidente de GE dijo ante una audiencia de 200 gerentes corporativos que se necesitaban cuatro elementos para llevar a la empresa a la cima: ejecución, crecimiento, un gran personal y virtud, esto último como una prioridad. A su criterio hoy en día para ser una “gran” empresa hay que ser una “buena” empresa. La virtud afecta la manera como se gerencia una empresa y como se trata a los empleados, a las empresas que quieren hacer negocios con ella y a las tecnologías en las cuales se invierte.

En la actualidad, GE audita a sus proveedores en los países en desarrollo para asegurarse del cumplimiento de los estándares. En su tarea de responder a sus programas de responsabilidad social, ha realizado 3.100 auditorías y ha abierto discusiones con los llamados fondos de inversión socialmente responsables. Este año la empresa ganó reconocimientos por promover a mujeres y afroamericanos en sus líneas gerenciales, también garantizó iguales beneficios para sus asociados homosexuales. Ahora las medidas ambientales no son vistas como costos sino como oportunidades de crecimiento para limpiar el planeta. Immelt quiere que la empresa sea conocida como una gran empresa que sabe cómo manejar los grandes problemas mundiales.

Las ideas sobre ciudadanía corporativa en GE comenzaron a tomar forma en Crotonville, N.Y. El proceso contó con la revisión de inversores, reguladores, activistas y empresas en Estados Unidos y Europa. Lo que los ejecutivos de GE descubrieron los fascinó y alarmó, ya que aunque GE estaba entre las cinco principales empresas de Estados Unidos, en responsabilidad social ocupaba la posición 72. De allí se concluyó que la empresa necesitaba invertir más en su reputación. Para Immelt la idea es pensar como lo haría “un buen vecino”, plantearse qué tan buena tiene que ser GE para ser reconocida como una buena empresa. Entre algunas ideas, se tiene el proyecto de Ghana, que es un programa de ayuda social mediante el cual GE decidió aliarse con el servicio de salud pública y donar equipos por un monto de US$ 20 millones en cinco años. GE ha decidido no hacer negocios en Myanmar, por ejemplo, debido a que su Gobierno es un evidente violador de los derechos humanos.

Pero en contraste, mediante sus sucursales en Italia, Francia y Canadá, GE vende equipo para petróleo y gas y componentes médicos a Irán, país que Estados Unidos ha identificado como un patrocinante del terrorismo. Según GE, Irán representa un país con potencial para expandirse algún día. Aunque estas ideas están en parte censuradas por algunos sectores, los ejecutivos de GE apuntan que algunos expertos en política exterior creen que el “compromiso constructivo” en sitios como Irán es la mejor vía para iniciar la reforma. Immelt quiere que la GE de hoy sea reconocida por sus altos estándares de bondad y virtud. Ordinariamente tales metas no son objeto de un análisis de costo-beneficio.




Este es el resumen del artículo "Dinero y moral en GE" publicado en Noviembre 15, 2004 en la revista Fortune.

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