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Divorcio a la italiana |
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| El 14 de diciembre, Sergio Marchione, presidente del grupo Fiat (el quinto en dos años), viajó a Zurich para reunirse con Rick Wagoner, presidente de General Motors, y John Devine, encargado de las finanzas de GM, para hacer la siguiente propuesta: si quieren deshacerse de la obligación legal de comprar el resto de Fiat Auto (GM está desesperada por hacerlo), les costará no sólo dinero, sino una renegociación de toda la asociación entre ambas compañías, bajo términos más favorables para Fiat.
GM tiene problemas financieros. Sus operaciones europeas son un desastre y está arrepentida de haberse asociado con Fiat. De hecho, GM ha amenazado ya con llevar el caso a los tribunales. GM ha enviado un mensaje muy claro: si nos vemos forzados a comprar el resto de Fiat, no quedará mucho de esta una vez que logremos hacerla rentable.
En otras palabras, habrá miles de despidos y una tormenta política en Italia, que podría manchar el nombre de la familia Agnelli, accionista mayoritario, y frustrar las esperanzas del presidente de la Fiat, Luca di Montezemolo, de ver a Silvio Berlusconi como un primer ministro exitoso.
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Este es el resumen del artículo "Divorcio a la italiana" publicado en Diciembre 11, 2004 en la revista The Economist.
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