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Cuando un ejecutivo no se lleva bien con el equipo |
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| Cuando dos miembros de un equipo se enfrascan en una disputa, normalmente se considera que la tensión es el producto de un choque de personalidades. Hay la tendencia, según los expertos en gerencia, de considerar que las personalidades son la causa de la discordia organizacional, y no el efecto de la misma.
Para Ben Dattner de Dattner Consulting, sugiere que los conflictos personales son el síntoma de un problema organizacional mayor. Sin embargo, hay una relación recíproca: si la confianza se pierde y la gente no colabora en los conflictos, la tensión cobrará vida por sí misma y se propagará por todo el personal.
Según Peter Cappelli, director del Centro de Recurso Humanos de Wharton, cuando se despiertan las animosidades, normalmente se debe a fallas en el liderazgo. “El equipo no ha sido incentivado lo suficiente por el líder como para llevar a buen término el trabajo”, señala. Cappelli sostiene que los miembros del equipo no tienen por qué gustarse personalmente para ser efectivos, pero tienen que trabajar en aras de un mismo objetivo.
Por su parte, Katherine J. Klein, profesora de gerencia de Wharton, opina que las tensiones causadas por objetivos poco claros suponen la existencia de una jerarquía mal establecida. “Cuando una persona tiene claramente el poder y otra no, los problemas pueden ser resueltos con facilidad. Pero, -continúa-, cuando en el equipo hay dos personas que comparten el poder, la situación se complica”.
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Este es el resumen del artículo "Cuando un ejecutivo no se lleva bien con el equipo" publicado en Enero 11, 2004 en la revista Knowledge @ Wharton.
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