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No firme nada aún |
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| Comenzar un negocio constituye una experiencia emocional, sobre todo si es la primera vez. La mayoría de la gente siente una extraña mezcla de optimismo y ansiedad, impaciencia y temor. Dada la presencia de todas estas emociones, es muy fácil cometer errores que nos costarán caro a largo plazo.
Hay, dos peligros centrales. Primero, gastar dinero en cosas que realmente no necesitamos, como mobiliario nuevo o un local caro. Y, segundo, cerrar compromisos sin tomar en cuenta las consecuencias. En ambos casos, nos arriesgamos a perder todo el capital antes de que la compañía pueda desarrollarse.
El sentimiento de urgencia que experimentan los emprendedores novatos no es del todo malo. Sin embargo, estos no deben permitir que un ofuscamiento de la razón los lleve a tomar malas decisiones. Por alguna razón, dichas decisiones tienen que ver la mayoría de las veces con el establecimiento comercial. La mejor solución será siempre buscar ayuda profesional.
Normalmente, hay soluciones que los emprendedores novatos no toman en cuenta. Por ejemplo, quizá sea posible convencer al arrendador de que remodele el local, y luego nosotros pagaremos los costos mediante una renta alta. Por el contrario, si nosotros mismos nos encargaremos de la remodelación, podemos pedir que se nos suspenda la renta durante un período dado.
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Este es el resumen del artículo "No firme nada aún" publicado en Enero 2005 en la revista Inc.
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