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La trampa del crecimiento



Revista: Fortune
Tema: Educación gerencial
Fecha: Diciembre 27, 2004
Autor(es): Jeremy Siegel
Al ver la enorme riqueza de innovadores como Bill Gates, muchos inversionistas asumen que deben buscar firmas nuevas e innovadoras y evitar las compañías viejas, que eventualmente serán superadas por las nuevas tecnologías. La mayoría de las firmas que desarrollaron el automóvil, la radio, la televisión, las computadoras y la telefonía móvil no sólo han contribuido con el crecimiento económico, sino que además, han sido muy rentables. En consecuencia, normalmente tendemos a invertir en las firmas que han desplazado viejas tecnologías, pues asumimos que nuestro patrimonio se incrementará gracias a las ganancias de aquellas.

Sin embargo, ciertos estudios revelan exactamente lo contrario: las nuevas firmas no sólo fracasan en lo que a brindarle ganancias consistentes al inversionista se refiere, sino que además, sus ganancias suelen ser inferiores a las de las compañías más viejas, pertenecientes a sectores de lento crecimiento o a industrias agonizantes.

Hay una razón en particular que explica esta situación: dado el entusiasmo con el que asumen la novedad, los inversionistas pagan demasiado por las acciones y así quedan condenados a recibir malos pagos. El concepto de crecimiento es visto con tal avidez, que los inversionistas compran acciones sobrevaluadas de industrias muy competitivas y que cambian rápidamente, en las que los pocos ganadores no son capaces de pagar lo que se espera frente a los miles de firmas que fracasan.

Esto no quiere decir que no haya ganancias en los sectores más innovadores. Por el contrario, mucha gente se enriquece creando cosas nuevas. Si no fuera así, no abría motivación alguna para los emprendedores que desarrollan nuevas tecnologías ni para los inversionistas que las financian. Sin embargo, sólo el innovador, los financistas, el capitalista de riesgo que financia el proyecto, la banca de inversiones que compra las acciones y, en definitiva, el consumidor que compra un mejor producto a un menor precio son los que se benefician del crecimiento. En cambio, el inversionista solitario que intenta apoderarse de una parte del crecimiento de la economía pierde inevitablemente.




Este es el resumen del artículo "La trampa del crecimiento" publicado en Diciembre 27, 2004 en la revista Fortune.

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