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Es hora de ensuciarse las manos |
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| Jeff Sandefer ha creado un programa de MBA radicalmente diferente. Para poder completarlo, es preciso hacer negocios reales. Los estudiantes de la escuela Acton, afiliada a la Universidad Hardin Simmons, tienen de 80 a 90 horas semanales de clases que no son impartidas por académicos, sino por emprendedores y ejecutivos.
Tras graduarse de la Escuela de Negocios de Harvard, en 1986, Sandefer convenció a una firma de capitales de riesgo para que le prestaran US$ 1 millón con el fin de explorar pozos petroleros en desuso. En los siguientes años, vendió algunos por US$ 500 millones, y se fue a Rusia a enseñar en una escuela de negocios. Esto duró hasta el 2002, cuando el nuevo decano de la universidad consideró que el programa impartido por Sandefer era poco académico.
Pero, con Acton las cosas cambiaron. El recinto alberga a 40 estudiantes que pagan anualmente US$ 32.000. Las diez facultades de la escuela operan como si pertenecieran al sector privado: los estudiantes evalúan constantemente a los profesores y determinan si conservarán sus empleos y qué tipo de compensación deben recibir.
Por otra parte, los estudiantes también son evaluados y sus méritos son presentados a los posibles empleadores. En clases deben enfrentarse a ejercicios prácticos y a 250 casos de estudio, que pueden ir desde los difíciles primeros días de un nuevo negocio hasta los desafíos de mantener en pie una empresa. No hay conferencias, los estudiantes deben ponerse en los incómodos zapatos de los propietarios de negocios y sus dilemas.
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Este es el resumen del artículo "Es hora de ensuciarse las manos" publicado en Febrero 28, 2005 en la revista Forbes.
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