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Sin China |
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| Cuando la mayor parte de nuestro mercado más lucrativo se reduce a un cuarto de su tamaño original en un año, nos preocupamos. Pues, eso es lo que le está pasando a las universidades británicas que dependen de las anualidades pagadas por los estudiantes extranjeros.
El número de estudiantes extranjeros había aumentado a cerca de 200.000. Eso supone más de US$ 2,4 mil millones al año, es decir, casi 10% de los ingresos de las universidades. Sin embargo, las aplicaciones han disminuido este año académico en 5,3%. Y la mayor pérdida proviene de China, que constituye un cuarto del mercado. Las aplicaciones chinas han disminuido 25,8%.
Pero, ¿qué está pasando? Peter Liu, un especialista en poner a estudiantes chinos en contacto con las universidades británicas, señala que los medios chinos han puesto en alerta a los padres sobre la decadente vida estudiantil británica. “Los padres no quieren pagar para que sus hijos se vayan de vacaciones”, añade. Además, el mercado laboral chino ya no está tan interesado en un diploma extranjero cuando en la experiencia laboral local.
Otro problema son los visados. Las reglas para probar que el aspirante cuenta con los fondos necesarios estipulan que antes de hacer la aplicación se deben mantener 20.000 libras durante seis meses en una cuenta bancaria: este es un duro golpe para los padres que tienen un negocio y que por tanto necesitan flujo de caja. Por otra parte, han aumentado las tasas de rechazos, y nadie quiere que en su historial aparezca evidencia de haber sido rechazado.
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Este es el resumen del artículo "Sin China" publicado en Marzo 12, 2005 en la revista The Economist.
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