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Ola de cambios |
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| El nuevo Departamento de Seguridad Interior norteamericano debe vigilar más de 150 mil kilómetros de costa, más de un millón de visitantes extranjeros al día y 8 millones de contenedores al año. Esta iniciativa de US$ 41 mil millones de presupuesto anual combina varias entidades dedicadas al objetivo de salvaguardar al país de las acciones delictivas que pueden llegar con el intercambio comercial.
Entre sus estrategias se cuentan rigurosos sistemas de seguridad para agilizar el trámite aduanal que deben seguir las empresas interesadas. No obstante todavía persisten algunos problemas como el desconocimiento entre los diferentes eslabones de una cadena como navieras, consignatarios, proveedores, subcontratistas y clientes (lo que puede acarrear peligros como la identificación de los empleados de cada sector), la posibilidad de que se altere la mercancía de los contenedores en altamar, la poca revisión que se realiza a la carga que llega a Estados Unidos (se chequea menos del 2%), el tiempo que genera procesar e inspeccionar un contenedor en tránsito, entre otras.
En esta ola de cambios, se plantea la posibilidad de que Latinoamérica pierda su única ventaja frente a Asia en lo que respecta al comercio con Estados Unidos: debido a los retrasos que supone la nueva supervisión, ya la cercanía (de menos de una semana de distancia por barco) se borraría. A ello se agregan la advertencia de que no habrá un trato especial para América Central y el Caribe, las dificultades que supone el envío de información previa sobre los cargamentos y la preocupación sobre el contrabando (más de personas que de productos) que genera la región.
Colombia con su exportación de flores parece haber asimilado muy bien las normas de seguridad, igual sucede con México, país que conjuntamente con el gobierno de Estados Unidos, ha anunciado un plan de 22 puntos para aumentar la cooperación y la integración de las aduanas.
En general el aumento de la seguridad costará miles de millones. Sólo en Estados Unidos, se calcula que las recomendaciones para la protección de las costas norteamericanas, la seguridad de los puertos y la seguridad de los cargamentos costarán US$ 5.300 millones. A medida que se amplíen las normas, los fabricantes y los distribuidores asumirán una mayor responsabilidad por la seguridad de los contenedores. Se pedirá a las empresas de transporte que conozcan a sus clientes, proveedores y vendedores y usen sistemas que eviten el acceso indebido a los contenedores. La tecnología cobrará más importancia como herramienta de agilización de procesos. Pero el gobierno norteamericano no puede mejorar la seguridad sin la cooperación de otros gobiernos y compañías. Se trata de involucrar a muchos en la tarea de implementar la seguridad interior. Una labor que como apuntan los expertos, tomará algún tiempo, pero llegará.
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Este es el resumen del artículo "Ola de cambios" publicado en Abril 2003 en la revista LatinTrade.
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