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La salida más fácil |
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| Hace unos meses, un sueño se había metido en la duramadre del empresariado mexicano: la bella Europa. Todo eso iba a ser posible cuando dos glorias del corporativismo mexicano, Televisa y América Móvil, comenzaran a abrir sus negocios en España. Sueños vanos. De los planes de Televisa, ni noticias. Y Carlos Slim, cuyo colmillo se veía sobre la telefónica celular española Amena, metió reversa y sigue echando combustible a América Latina. España se antojaba como la puerta de entrada de México a la Unión Europea (UE), una alternativa para que las exportaciones se suelten del abrazo del oso de Estados Unidos. Allí va el 88% de sus exportaciones y EE.UU. es el principal responsable de la inversión extranjera directa en México.
Aunque la relación se ha vuelto pesada como la piedra de Sísifo, la tendencia a la concentración en EE.UU. comenzó a revertirse. Entre 2000 y 2004, las ventas a EE.UU. subieron un 12% en volumen, pero los embarques a la UE lo hicieron un 16%, un 24% a los países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y a Centroamérica, y un brutal 105% a Asia. La mala nueva es que ese cambio de aire no es suficiente. En la práctica, entre 2000 y 2004, EE.UU. apenas bajó en un punto porcentual su preponderancia como destino exportador.
Ahora, si en 2004 México registró un superávit de US$ 52.229 millones con EE.UU. ¿por qué no olvidarse del asunto? Por la necesidad de reducir el riesgo. Las razones fundamentales de la concentración de exportaciones mexicanas a EE.UU. son la proximidad, el acceso preferencial de productos a EE.UU. vía Nafta y el desempeño exportador de la industria maquiladora y del programa de importación temporal para producir artículos de exportación (Pitex), que permite importar insumos sin pagar impuestos de ingreso, IVA y cuotas compensatorias. Por la maquila y el Pitex el último año se importaron insumos que representaron casi el 52% de las exportaciones mexicanas. Sin contar el petróleo, la reexportación de esos insumos alcanzó al 59% de las ventas.
¿Qué dice esto? Que el grueso del intercambio comercial entre México y EE.UU. pasa por gigantes como GM, Ford Motor Co., DaimlerChrysler e IBM y maquiladoras de la talla de Delphi, Motorola, SCI Systems y Deltronics. O sea, demasiada poca gente. Lo que completa el cuadro es que México se ató las manos con el resto del mundo. No sólo el crecimiento del intercambio comercial con bloques extra-Nafta es marginal, sino que es deficitario. Con la UE el déficit pasó de US$ 9.125 a US$ 14.445 millones entre 2000 y 2004, y con Asia, de US$ 18.081 a US$ 40.704 millones. Sólo Centroamérica arrojó superávit en 2004, pero es tres veces inferior a los US$ 1.236 millones obtenidos en 2000. La UE es la oportunidad desperdiciada por México para salirse del abrazo del oso.
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Este es el resumen del artículo "La salida más fácil" publicado en Agosto 2005 en la revista América Economía.
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