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El arte del buen comer |
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| Los museos han sido siempre palacios del buen gusto, pero ahora se están convirtiendo también en palacios de degustación. Olvídese de los sándwiches de jamón y queso en cafeterías sombrías. Tras años de quejas, los museos están mejorando sus comedores.
Y, de hecho, esta idea ha resultado ser un éxito entre los visitantes. Por ejemplo, el Museo de Arte Moderno de Nueva York tiene pocos problemas a la hora de cobrar US$ 125 por un menú de degustación de siete platos. Aunque hay precios más moderados, comer en estos restaurantes no es barato. Una cena de tres platos le costará US$ 40 por persona, sin bebidas, impuestos o propinas.
Con esta iniciativa, los funcionarios de los museos esperan atraer a las personas que de otra forma no irían al museo, así como tratar de que quienes sí van pasen más tiempo en el mismo. Por lo general, los visitantes de los museos se van a almorzar y no vuelven.
Esta tendencia ha sido acogida en todo el mundo. En Londres, el restaurante en el Museo Tate atrae multitudes. En París está el restaurante Georges, en el Centro Pompidou, y el Tokyo Eat, en el Palais de Tokyo.
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Este es el resumen del artículo "El arte del buen comer" publicado en Agosto 15, 2005 en la revista Business Week.
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