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Lo bueno y lo malo de Ovitz | 
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| Gracias a la demanda por la contratación y despido de Michael Ovitz por parte de Walt Disney Company, nadie podrá decir que el gobierno corporativo es aburrido. Aunque el juicio tenía que ver con hechos acaecidos entre 1995 y 1996, inspiró kilómetros de textos en las revistas especializadas.
Durante el juicio se colaron detalles pintorescos y desconcertantes. Por ejemplo, que Michael Eisner, el entonces presidente ejecutivo de Disney, había contratado a Ovitz, su amigo de toda la vida, como su “número dos”, y luego lo despidió catorce meses más tarde con un paquete de compensación de US$ 140 millones.
Pero, a pesar de lo entretenido del caso, este no rindió mayores frutos ni para los accionistas ni para los abogados. Esta semana un juez rechazó el reclamo interpuesto por estos en el que alegaban que la junta directiva había incumplido sus obligaciones frente a los accionistas. Esta decisión fue muy bien acogida por los activistas en pro de los derechos de los accionistas.
A continuación, parte de las conclusiones a las que llegó el juez: en virtud de su naturaleza maquiavélica y de su control sobre Ovitz, Eisner es en buena medida responsable por haber cercenado la capacidad de tomar decisiones de la junta. Eisner llenó la junta de directores con amigos, dispuestos a complacer sus deseos y a apoyarlo incondicionalmente. En cuanto al Sr. Ovitz, señaló que “se han aprendido muchas lecciones de lo que no se debe hacer gracias al defendido”.
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Este es el resumen del artículo "Lo bueno y lo malo de Ovitz" publicado en Agosto 13, 2005 en la revista The Economist.
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