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En serio |
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| El año pasado, los precios de la carne de cabra aumentaron 50% y la demanda continúa creciendo. El consumo de carne de cabra en Estados Unidos aumentó 64% entre 1999 y 2003, y se espera que continúe creciendo 10% cada año. Los ganaderos estadounidenses no logran satisfacer la demanda. Sólo en el 2003, Estados Unidos importó 17 millones de libras de carne de cabra.
Los ganaderos estadounidenses comenzaron a tomarse en serio este negocio hacia los años noventa. Las primeras cabras que llegaron al país pesaban entre 20 y 30 libras (9 a 14 kilos), pero pronto llegaron a pesar entre 70 y 80 libras.
La mayor cantidad de haciendas que crían cabras está en Texas, gracias a su clima seco. Pero Ray Bowman, de la Asociación de Productores de Cabras de Kentucky, dice que el número de cabras en dicho Estado se ha quintuplicado en los últimos tres años. En zonas como Kentucky o Tennessee, los pequeños ganaderos están aprovechando los subsidios gubernamentales para cambiar la siembra de tabaco por la cría de cabras. El negocio es “muy rentable”, señala Bowman.
Por otra parte, el queso de cabra y otros productos derivados se han vuelto muy populares. En cuanto a la carne de cabra, algunos restaurantes están comenzando a servirla. La carne de cabra tiene tanta proteína como la carne de res, pero contiene menos grasa que la carne de pollo. Es posible que esto ayude a la industria de alimentos a resolver el problema de la obesidad. Pronto veremos a McDonald’s ofreciendo hamburguesas de cabra.
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Este es el resumen del artículo "En serio" publicado en Agosto 27, 2005 en la revista The Economist.
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