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El valor del desequilibrio |
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| Durante más de un siglo, los principales protagonistas de las diferentes industrias provinieron de tres grandes bloques económicos: Europa, Estados Unidos y Japón. Pero ese predominio se quebró en la última década. Y algunas compañías latinoamericanas contribuyeron a ese cambio de época. En el cemento ya no son los europeos quienes lideran el mercado global. Es Cemex, una empresa multinacional con su sede en México. La también mexicana Corona domina el mercado de las cerveceras de importación por sobre las tradicionales compañías holandesas. Los salmones que más crecen en el comercio internacional ya no son de Noruega, sino de Chile. Y hasta en el diseño y manufactura de aviones ejecutivos un nuevo jugador global encabeza la lista: Embraer de Brasil.
Lo notable es que todos estos jugadores no están en el mismo juego establecido por quienes fueron líderes de esas industrias en el pasado. Lo están cambiando. Para entender el cambio hay que retroceder en la historia hasta 1776, cuando Adam Smith introdujo su célebre teoría económica que fue la plataforma conceptual de los modelos de administración del hemisferio occidental. Desde entonces, maximizar ganancias y dejar a la mano invisible del mercado la responsabilidad de ordenar por sí sola a la economía ha sido el derrotero de las organizaciones empresariales. Esta filosofía llevada a la práctica creó un modelo egocéntrico. El resultado es que, más de dos siglos después, seis de cada siete personas en el mundo viven sumidas en el subdesarrollo.
Con el cambio de liderazgos en algunas industrias, también se produce un quiebre en relación con el modelo de negocios que prevaleció durante más de dos siglos. Los nuevos protagonistas provienen de economías emergentes y sus modelos de negocios son de naturaleza alocéntrica. Su plataforma conceptual está sustentada en filosofías económicas que nacen en los años 40: destrucción creativa y teoría de juegos. ¿En qué consisten? En la minimización de las pérdidas de los jugadores.
Queda claro que la plataforma conceptual de los nuevos protagonistas trae consigo un nuevo lenguaje. Conceptos como cadena de valor, ventaja competitiva, cliente-proveedor, satisfacción del cliente, reducción de costos, nichos de mercado y benchmarking, entre otros, están instalados en nuestra visión de la realidad. Son conceptos que usamos como parte de nuestro lenguaje, pero, a esta altura, ya pecan por limitados y obsoletos. Las firmas mediocres se parecen, se confunden, se mimetizan. Las exitosas se diferencian entre sí. Son muchos los casos en que los conceptos tradicionales fueron creando una ceguera organizacional, y fueron sustituidos por nuevos conceptos que llegaron para quedarse. Es que los nuevos protagonistas no sólo operan en un constante desequilibrio. Lo provocan.
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Este es el resumen del artículo "El valor del desequilibrio" publicado en Septiembre 15, 2005 en la revista América Economía.
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