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Donde el dinero está |
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| Ya le tocó a la industria del tabaco y al sector bancario. Ahora parece ser el turno de las empresas farmacéuticas de estar en la palestra de los ataques políticos.
Estas organizaciones muestran un buen desempeño económico, lo que precisamente las hace un blanco posible. En algunos estados se llevan a cabo procesos legales en contra de algunas prácticas de ventas y mercadeo que han sido rutinarias desde hace muchos años. Algunos argumentan que el sector está tratando de sacar provecho económico de los ciudadanos más necesitados. Pero tales artimañas parecen estar más destinadas a distraer a estas empresas mediante mala publicidad.
Estados Unidos gasta más en fármacos (US$ 149 mil millones) que muchos países juntos, debido a que el consumo habitual es mayor. Los precios son más altos, pero el mercado cuenta con más libertad para establecerlos a diferencia de otras regiones más restrictivas como Canadá, Europa o Japón.
El problema estriba en que los votantes potenciales cada vez más enfatizan sus denuncias en los altos precios de los medicamentos. Algunas empresas aseguradoras están iniciando planes de pagos conjuntos (aseguradora-asegurado) de medicamentos, menos empleadores ofrecen el beneficio de pago de medicamentos a sus trabajadores retirados y cada vez más Internet alerta a sus usuarios sobre los altos precios de medicamentos comparados con los de otros países.
Las acciones de la industria farmacéutica al respecto no son muy convincentes. Antes trataba de hacer ver a la gente que todos tenían derecho a obtener los mejores medicamentos y los médicos ostentar el derecho a prescribirlos. Pero ahora, tras un recrudecimiento de la política, no ha encontrado razones contundentes para justificar sus precios (ni siquiera la necesaria innovación y el desarrollo de alternativas). Esto se debe en parte a que por años, el sistema ha sido una mezcla de libre mercado y control de precios. Otro de los problemas es la percepción del público de que las firmas manipulan el mercado, sobornando a los médicos y gastando millones en publicidad para persuadir a los consumidores sobre las virtudes de terapias innecesarias y caras.
Para bajar la presión de los ataque políticos, la industria todavía piensa que tiene buenos argumentos: si se usan más medicamentos, baja el presupuesto público de cuidados de la salud, ya que se previenen desembolsos más costosos como la cirugía; pero cabe preguntarse si a los políticos, tan interesados en los votos y en sus cortos períodos de mandato, les preocupa la economía a largo plazo.
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Este es el resumen del artículo "Donde el dinero está" publicado en Abril 26, 2003 en la revista The Economist.
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