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De vuelta a clases |
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| Cuando Bold Furniture decidió diseñar una nueva línea de mobiliario para oficinas, subcontrató unos diseñadores para que hicieran el trabajo. Pero en vez de contratar un estudio profesional, contrató estudiantes de la Escuela de Diseño de la Universidad de Cincinnati.
Trabajar con estudiantes es una buena idea porque muchos diseñadores profesionales cobran tarifas que pueden oscilar entre unos cuantos cientos de dólares hasta US$ 10.000 al mes. Además, cobran honorarios entre 1% y 5% de las ventas. En cambio, al trabajar con estudiantes no existen costos tan altos. Todo varía dependiendo del éxito del producto.
Pero que corporaciones y universidades trabajen en conjunto no algo nuevo. Lo que sí está cambiando es cómo las escuelas de ingeniería y diseño del país están creando programas integrados de diseño de productos, que reúnen estudiantes de ingeniería, negocios y diseño para facilitar el proceso de innovación. Los estudiantes investigan el mercado, construyen prototipos y desechan cualquier diseño defectuoso; de modo que se convierten en un departamento de Investigación y Desarrollo para cualquier compañía pequeña.
En el mundo académico hay un gran entusiasmo por las innovaciones interdisciplinarias. En los últimos cinco años, los programas integrados de diseño se han multiplicado, pasando de cinco a treinta. En sólo 16 semanas, un estudiante puede producir ideas con mucho potencial. Esto no solía pasar anteriormente.
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Este es el resumen del artículo "De vuelta a clases" publicado en Enero 2006 en la revista Entrepreneur.
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