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La vida después de Lee |
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| Lee Raymond, el combativo presidente de Exxon Mobil, debe ser el petrolero más exitoso del siglo. Durante su década y media en el timón, la compañía (descendiente directo de la Standard Oil Trust, fundada en 1882 por John D. Rockefeller) ha superado financieramente a todos su rivales. Pero el titán del petróleo se bajará del tren a finales de 2005 a favor de Rex Tillerson, empleado de la compañía.
Algunos analistas están preocupados de que un nuevo presidente no logre estar a la altura de Raymond. Desde que asumió la presidencia en 1993, el mercado de capitalización de Exxon pasó de US$ 80 mil millones a US$ 360 mil millones. Durante este tiempo, la firma ha pagado más de US$ 68 mil millones en dividendos. Las ventas pasaron de US$ 117 mil millones, en 1992, a US$ 300 mil millones, en 2004. Y Exxon Mobil logró todo esto con menos empleados que en 1999.
Los petroleros están divididos en cuanto a si la partida de Raymond es el anuncio de un gran cambio en Exxon. Aunque la mayoría de los analistas le dan el crédito por el buen desempeño de la compañía, reconocen que la cultura de Exxon es tan fuerte que ni siquiera la partida de Raymond la cambiará. “Tillerson la tiene fácil”, señala un analista de Wall Street.
En todo caso, hay dos aspectos que quedarán tras la salida de Raymond. Primero, la famosa disciplina fiscal de la compañía. Segundo, la experiencia de la compañía en la extracción de petróleo y gas. Hoy en día, extrae hidrocarburos en más de dos docenas de países, desde Rusia y Qatar hasta Venezuela.
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Este es el resumen del artículo "La vida después de Lee" publicado en Diciembre 24, 2005 en la revista The Economist.
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