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En compañía de espías |
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| Es la empresa privada de tecnología más grande de Estados Unidos, no ha dejado de obtener ganancias en 33 años y es pilar fundamental en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo pocos la conocen: se trata de SAIC (Science Applications International Corp.), fundada por el físico nuclear Robert "Bob" Beyster.
Esta organización se encarga del diseño de la tecnología necesaria para las labores de inteligencia de instituciones como la CIA y sus ganancias para el 2002 se ubicaron en los US$ 6,1 mil millones. Cerca de un tercio de sus negocios consiste en la integración de sistemas para otras empresas, pero su ocupación medular es la tecnología de espionaje. SAIC se encarga de labores como la construcción de sensores térmicos para rastrear submarinos, la producción de software que los satélites espías usan para construir mapas terrestres, detectar almacenes de municiones y liderar operaciones en materia de seguridad.
Como organización, SAIC tiene la política de recompensar a los empleados con acciones, por lo cual es propiedad de sus empleados y una atractiva fuente de empleo para los genios de la tecnología. Beyster por su parte, ya septuagenario, trabaja 70 horas a la semana y ha completado más de mil cuadernos de anotaciones estratégicas e ideas para mantener a la empresa a la cabeza. Es un visionario que vaticinó la explosión del negocio de recolección de datos y de gerencia del conocimiento, mucho antes de que estos términos se empezaran a usar.
Como muestras de su destreza, considere el TeraText y el Latent Semantic Indexing (LSI). El primero está diseñado para dar sentido a todo tipo de comunicaciones: mensajes, documentos, libros, revistas, en casi cualquier lenguaje (su velocidad de procesamiento es de 2 mil millones de documentos cada cuatro segundos); el segundo busca relaciones abstractas entre mensajes interceptados y documentos públicos. Uno de sus últimos proyectos consiste en un software para un batallón de 70 robots espías en miniatura que pueden operar de manera autónoma en un edificio o en un campo de batalla.
Una organización de cinco mil empleados entre los que se cuentan espías, soldados y expertos en tecnología, es un cúmulo de retos, y también blanco de críticas. Pero Beyster enfatiza en que para estas últimas no hay tiempo, está muy ocupado en seguir impulsando la empresa más allá de las fronteras tecnológicas. SAIC podría ser una empresa de US$10 mil millones para fines de la década y todo su trabajo apunta a esa meta. Para él, se trata ya de un activo del país, que le gustaría ver seguir en el tiempo.
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Este es el resumen del artículo "En compañía de espías" publicado en Mayo 2003 en la revista Business 2.0.
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