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Vida después de los subsidios | 
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| Este debe haber sido uno de los discursos más extraños de los últimos tiempos. El presidente Bush es un hombre de petróleo de Texas y fue un bebedor empedernido. Sin embargo, en su última alocución al país, declaró que Estados Unidos es “adicto al petróleo” y pregonó las virtudes del etanol, un combustible a base de alcohol. El presidente Bush señaló que quería propiciar un gran crecimiento de la pequeña industria de etanol del país. En particular, quiere que el “etanol celulósico” se vuelva comercial dentro de los próximos seis años.
Pero, ¿sucederá esto? El etanol no reemplazará al petróleo a corto plazo; pero Bush puso la mira en algo importante. Ahora, la industria de etanol, enfermizamente subsidiada, está temblando de optimismo.
Pero el biocombustible que interesa es el etanol celulósico. Este se produce eficientemente utilizando un poderoso catalizador y encimas para acelerar los procesos naturales. Además, no se necesitan materias valiosas: se pueden utilizar desechos como: paja, mazorcas de maíz o desechos agrícolas. La Royal Dutch Shell, en asociación con Iogen, de Canadá, tiene planificado abrir una planta comercial en 2009. Por su parte, Dupont y Genencor, una firma de biotecnología están desarrollando mejores catalizadores.
Pero la mejor razón para estar optimistas es la llegada de capital de inversión. Paul Allen y Bill Gates, cofundadores de Microsoft, acaban de invertir en firmas de etanol. Según algunos inversionistas, Bush está siendo demasiado cauto pues, según señalan, esta industria puede despegar en menos de seis años. ¿Esto significa el fin de los subsidios? No es seguro.
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Este es el resumen del artículo "Vida después de los subsidios" publicado en Febrero 11, 2006 en la revista The Economist.
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