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Trabajo sucio | 
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| Encontrar una de las estaciones de gasolina que Yukos todavía administra en Rusia es como ver un fantasma. La que una vez fue la principal compañía petrolera del país ha caído presa de los impuestos y del encarcelamiento de Mikhail Khodorkovsky, su presidente, que permanecerá preso durante ocho años por fraude y evasión tributaria. Para muchos inversionistas, la compañía murió hace tiempo.
El desmembramiento de Yukos y ha generado una serie de demandas. Rosneft, una compañía gubernamental, está demandando a Yukos por un asunto de impuestos, entre otras cosas. Asimismo, un grupo de accionistas minoritarios estadounidenses está demandando a Yukos. Según Tom Johnson, abogado de los accionistas estadoundenses: “Yukos fue nacionalizada y los propietarios no han recibido pago alguno”.
Por otra parte, algunos de los gerentes de Yukos en Moscú se han amotinado en contra de los ejecutivos que, para evitar el mismo destino que Khodorkovsky, están dirigiendo la compañía desde el extranjero.
Además, detrás de la bancarrota de la compañía parece haber algo sucio. Según Yukos, un juicio en los Países Bajos le otorgó al sindicato una parte del dinero producto de la venta de la compañía en el extranjero. Luego, el 15 de marzo, se supo que la deuda que los bancos estaban reclamando había sido vendida a precio de gallina flaca a nadie más que Rosneft.
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Este es el resumen del artículo "Trabajo sucio" publicado en Marzo 18, 2006 en la revista The Economist.
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