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El líder debe pedir perdón | 
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| Cuando los líderes corporativos o las organizaciones que estos representan cometen un error, se enfrentan a la decisión de si pedir disculpas en público o no. Las disculpas públicas son una jugada riesgosa. Es muy política y cada palabra cuenta. Por otra parte, rehusarse a pedir disculpas puede ser astuto o un suicidio.
La disposición a pedir disculpas puede ser vista como una señal de personalidad o de debilidad. Una disculpa exitosa puede convertir una enemistad en un triunfo personal y organizacional, mientras que una disculpa demasiado pobre, tardía u obviamente táctica puede resultar en ruina institucional.
Dado que es mucho lo que se pone en juego, los líderes no deben disculparse en público con mucha frecuencia o a la ligera. Se deben dar una o más de las siguientes condiciones:
1. La disculpa supone un objetivo importante.
2. La ofensa tiene serias consecuencias.
3. Es apropiado que el líder asuma la responsabilidad por las ofensas.
4. El líder es la única persona que puede dar las disculpas.
5. El costo de decir algo es menor que el costo de permanecer en silencio.
La autora saca sus conclusiones a partir de abundante información y examina varias disculpas notablemente malas, así como disculpas excepcionalmente buenas. Aunque es importante ser selectivo, las disculpas funcionan por lo general. Pero, ¿qué es una buena disculpa? Reconocimiento de los errores, aceptación de responsabilidades, expresión de condolencias y asegurarse de que la ofensa no volverá a suceder.
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Este es el resumen del artículo "El líder debe pedir perdón" publicado en Abril 2006 en la revista Harvard Business Review.
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