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El desafío de Alan García | 
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| Durante los últimos cuarenta años, los peruanos se han concentrado en salvadores que han frustrado sus esperanzas: Fernando Belaúnde y su movimiento reformista Acción Popular; el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, que dejó a la economía arrastrándose; Alberto Fujimori, que desperdició su segundo período en una orgía de corrupción; y, en 2001, los peruanos eligieron a Alejandro Toledo, que rápidamente fue acusado de incompetente.
Ahora, Alan García Pérez se juramentó el 28 de julio como presidente de Perú 16 años después de dejar el mismo cargo en forma deshonrosa, agobiado por la hiperinflación, el crecimiento de la violencia insurgente de Sendero Luminoso, violaciones a los derechos humanos y corrupción. Luego de aquel primer gobierno, el hecho de que García haya podido volver a la presidencia con el 53% de los votos refleja el temor que había en el país por Ollanta Humala, quien logró movilizar a pobres y excluidos para ganar en la primera vuelta. Así pues, parece que García es el mal menor.
De todos modos, la economía local ha crecido cerca de 5% anual en los últimos cinco años y sus cuentas externas e indicadores macroeconómicos internos están en orden. Pero Perú aún sufre realidades sombrías. Hay más de 13 millones de peruanos en pobreza y cinco millones en extrema pobreza. Los prejuicios raciales permanecen. La confianza en los partidos políticos e instituciones es extraordinariamente baja. Un millón de peruanos han emigrado en los últimos cinco años.
Alan García ha prometido austeridad. Y dio un ejemplo simbólico recortando su salario y los presupuestos de la oficina presidencial, el Congreso y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ha prometido más inversiones en el sur, el altiplano y la selva, donde el apoyo de Humala es fuerte. En su discurso inaugural, García prometió solvencia fiscal, pero también ofreció mayores inversiones en electrificación rural, irrigación, agua potable, caminos, escuelas y hospitales, así como más recursos para las mujeres, jóvenes, discapacitados, poblaciones rurales y urbanas, la policía y las fuerzas armadas. Para tener éxito, García debe aliviar la pobreza, disminuir las inequidades e incorporar a los excluidos sin sucumbir a las medidas demagógicas que arruinaron su primera administración. Sólo entonces Perú podrá construir un mejor futuro.
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Este es el resumen del artículo "El desafío de Alan García" publicado en Septiembre 2006 en la revista América Economía.
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