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Daño colateral



Revista: The Economist
Tema: Industria de transporte y logística
Fecha: Agosto 26, 2006
El problema no es sólo el costo de la guerra en Irak, sino su naturaleza. La llamada “guerra asimétrica” supone una menor demanda de grandes armas. Las cosas eran más sencillas en la Guerra Fría, cuando el Pentágono gastaba cerca de US$ 150 mil millones al año en nuevas armas. Pero esta cifra calló a US$ 50 mil millones tras la caída del Muro de Berlín. Esta es la razón por la que ahora sólo quedan cinco de los quince contratistas de defensa de Estados Unidos. Cuando George Bush ganó la presidencia, prometió incrementar el gasto de defensa, y lo ha hecho: el presupuesto en este sentido es de casi US$ 160 mil millones, a pesar de que ya no existe la Unión Soviética.

Así pues, los cinco contratistas, Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics y Raytheon, han tenido un quinquenio de lujo. Desde los ataques terroristas de septiembre de 2001, sus ventas han aumentado en cerca de 10% al año. El año pasado, las ganancias del sector aumentaron en 25%, es decir, US$ 13 mil millones. A pesar de que la mayoría del presupuesto de defensa está siendo gastado en armas que no sirven en la guerra contra el terrorismo, el clima político generado después del Once de Septiembre ha impedido un cambio de dirección en este sentido. Además, dicho gasto significa más empleos.

Pero esta bonanza está llegando ahora a su fin. Las armas diseñadas para atacar superpotencias son cada vez menos necesarias. Así que, si bien cancelarlos podría resultar políticamente inconveniente, los proyectos de desarrollo de armas están en proceso de reducción.

Por otra parte, modificar las armas de acuerdo con las necesidades que impone la guerra asimétrica tampoco funcionará. Por ejemplo, el DDG-1000, un destructor, fue adaptado después del Once de Septiembre para que pudiera realizar misiones de mayor alcance. Sin embargo, su costo se triplicó hasta US$ 3 mil millones. Así que la Marina sólo ordenará siete de los 32 que originalmente compraría.




Este es el resumen del artículo "Daño colateral" publicado en Agosto 26, 2006 en la revista The Economist.

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