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Rediseñando la vida para producir etanol | 
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| La producción de etanol a partir de biomasas es atractiva desde varios puntos de vista. Por ejemplo, en una época en la que los precios del petróleo están en alza y en la que hay preocupación por el suministro de combustible desde el extranjero, la gran cantidad de materias primas para fabricar biocombustibles parece ilimitada. Por otra parte, el dióxido de carbono producido por el etanol es menos contaminante que el producido por los combustibles fósiles.
Pero convertir la celulosa en etanol implica dos pasos previos: romper la cadena de moléculas de celulosa y convertirlas en glucosa y otros azúcares, y fermentar dichos azúcares para que produzcan etanol. Estos procesos son realizados naturalmente por diferentes organismos: los hongos y las bacterias son capaces de liberar los azúcares de la celulosa, y ciertos microbios, en especial las levaduras, son capaces de fermentar los azúcares para producir alcohol.
El organismo ideal sería aquel capaz de hacer todo esto por sí mismo. Así que hay dos estrategias para crear semejante microorganismo. Una es modificar un microbio existente añadiéndole capacidades propias de otros organismos; la otra es empezar desde cero con una célula sintética e ir construyendo un genoma desde el principio.
Pero esto sólo será posible si, a corto plazo, se logran ciertos avances desde un punto biológico. En cambio, a largo plazo, estamos limitados sólo por la imaginación, no por la biología. Los combustibles provenientes de biomasas serán prácticos y competitivos.
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Este es el resumen del artículo "Rediseñando la vida para producir etanol" publicado en Agosto 2006 en la revista Technology Review.
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