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El lado oscuro de la deuda | 
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| El préstamo de dinero es una tarea seria con ciertos momentos de locura. La indulgencia de los prestamistas genoveses por los caros gustos de Felipe II de España en lo que a la guerra se refería, causaron no sólo la primera bancarrota soberana, sino la segunda, la tercera y la cuarta. Los prestamistas reciclaron petrodólares en los países del Tercer Mundo durante los años setenta, creyendo ingenuamente que, como estos países no podían entrar en depresiones económicas, no dejarían de pagar su deuda.
El mundo está de nuevo ante un auge de préstamos, pero esta vez a compañías en vez de a países. Además, la mayoría de estos préstamos están sucediendo a través de acciones públicas y bonos del mercado. Gracias a los bajos costos de la deuda, los prestamistas privados están ofreciendo grandes montos para ayudar a firmas en malas condiciones, entre otros deudores.
Para los financistas, esta es una situación irresistible. De hecho, un prestamista osado puede llegar a hacer mucho dinero en estos momentos. Aunque también lo puede perder en grandes cantidades. Un grupo de inversionistas acaba de perder cerca de US$ 9 mil millones tras la caída de los precios del gas natural.
El problema es que nadie sabe a ciencia cierta cuáles son las vulnerabilidades de este nuevo período de locura prestamista. El ambiente es aterrador porque nadie sabe qué secretos esconde. Y esto tiene muy preocupados a los legisladores. Y con razón.
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Este es el resumen del artículo "El lado oscuro de la deuda" publicado en Septiembre 23, 2006 en la revista The Economist.
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