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Desaires y oportunidades |
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| No hay países que vean con mayor inquietud el cambio de poder en el Congreso estadounidense que Perú y Colombia. Gracias a una ley de 1991 para estimular alternativas a la producción de drogas, ambos países, junto a Bolivia y Ecuador, disfrutan de acceso libre de aranceles al mercado estadounidense. Pero este arreglo, renovado temporalmente en 2001, expirará el 31 de diciembre de 2006.
Perú y Estados Unidos firmaron un Tratado de Libre Comercio permanente a principios de este año. Y desde entonces ha sido ratificado por el Congreso peruano. Por su parte, Colombia firmó un tratado parecido con Estados Unidos el 22 de noviembre. El nuevo presidente de Perú, Alan García, se ha tragado sus anteriores dudas acerca del TLC y está abogando por que el Congreso estadounidense lo apruebe antes de finales de año. Pero esto es poco probable.
Ambos negocios parecen muertos antes de haber nacido. Un grupo de congresistas demócratas reabrieron esta semana las negociaciones con ambos países y quieren añadir cláusulas para endurecer los derechos sindicales y laborales. Pero estas conversaciones significan la muerte de los tratados.
Hernando de Soto, economista a cargo de las negociaciones peruanas, ha señalado que el rechazo de las negociaciones podría enviarle el mensaje equivocado a Latinoamérica. Hugo Chávez, el presidente antiestadounidense de Venezuela, ha hecho una ruidosa campaña en contra de los TLC con Estados Unidos.
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Este es el resumen del artículo "Desaires y oportunidades" publicado en Noviembre 25, 2006 en la revista The Economist.
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