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Necesitamos una nueva generación para rediseñar el mundo |
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| James D. Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, ha estado viajando alrededor del mundo los últimos ocho años en su misión de ayuda a los países subdesarrollados, tratando de sortear a sus detractores de ambos bandos, los representantes de derecha e izquierda, los ultra capitalistas y los socialistas. Cuando asumió el cargo se vio como una prolongación del espíritu de su predecesor Robert McNamara, quien para él, comenzó la tarea de volcar la mirada de las naciones desarrolladas a los países menos favorecidos, plagados de pobreza.
Ahora ha cambiado la función del BM de prestar dinero para proyectos de infraestructura como presas y caminos, al logro de metas de más largo plazo como la educación, la salud y los avances agrícolas, que a su criterio, apuntan más a la reducción de la desigualdad económica. Esta posición le ha ganado numerosas críticas que califican sus ideas como inútiles para las naciones del tercer mundo. La izquierda lo ha acusado de valerse de multinacionales para entrar en países en vías de desarollo y usar los recursos y ganancias en beneficio propio. Pero Wolfensohn no parece cansarse de defender las acciones del BM y de enfatizar en el compromiso moral de las naciones desarrolladas para librar de pobreza al mundo en vías de desarrollo. “Tres mil millones de personas se mantienen con menos de dos dólares por día, un mil millones no tienen acceso al agua potable”, son sus argumentos.
Wolfensohn expone que los sucesos del 11 de septiembre cambiaron la forma de ver el mundo. Ahora muchos se han dado cuenta de que la humanidad no sólo está unida por el dinero, el ambiente, el comercio, el crimen, la migración, la salud o las comunicaciones, ahora la globalización abarca todo, incluso el terror. Este funcionario pone las estadísticas sobre la mesa y apunta que cinco de los seis mil millones de habitantes del mundo pertenecen a las naciones en desarrollo, lo que significa que en veinte años, la mayoría de la juventud se ubicará en estos países. Los líderes del planeta deben reconocer que no habrá paz si no se combate la pobreza, y que todo estará afectado por lo que suceda en cualquier lugar, según indica el nuevo paradigma mundial.
A su juicio, se necesita una generación nueva que enfrente la desigualdad con la convicción de que el mundo será reformado y estará protegido ambientalmente. Pronto éste será un planeta de nueve mil millones de habitantes y se debe empezar la preparación para esta realidad desde ahora.
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Este es el resumen del artículo "Necesitamos una nueva generación para rediseñar el mundo" publicado en Mayo 21, 2003 en la revista Knowledge @ Wharton.
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