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Ganándole al Diablo



Revista: Strategy + Business
Tema: Desarrollo gerencial
Fecha: Primavera 2007
Autor(es): Elizabeth Doty
Me di cuenta de todo en 1985, cuando tuve que escoger entre renunciar y comprometer mi integridad. Ocurrió en la reunión anual que ayudé a organizar para los 55 directores de la cadena de hoteles de lujo en la que trabajaba como directora de ventas. Frente al comité ejecutivo el jefe de mi jefe me pidió que seleccionara gerentes atractivas para que hicieran de anfitrionas en el desayuno que tendrían todos los directores (todos hombres) de los hoteles; además, debían llevar vestidos de corte bajo. Este requerimiento me dejó sin habla, pero no me podía rehusar sin parecer una insubordinada. Luego, hablé con él en privado y estuvo de acuerdo en olvidar el requerimiento.

Siempre hay cierta tensión entre los valores individuales y el compromiso que hemos asumido con nuestras organizaciones. Ser “profesional” requiere que aprendamos a reconciliar estas tensiones. Pero, ¿cuándo es demasiado? Mi experiencia en la reunión anual me forzó a darme cuenta de que, con los años, todos los pequeños compromisos se habían acumulado y se habían convertido en una gran violación contra mi identidad y creencias.

Existen cinco estrategias que la gente suele aplicar para no venderle el alma al diablo ni desilusionarse. Jugar para ganar: se asumen los restos para ver si logramos los objetivos, se coloca el trabajo en el centro de nuestras vidas y se difieren los sueños personales y los ideales hasta que tengamos suficiente poder o riqueza para pedir respeto. Jugar para vivir: el trabajo se convierte en un medio para un fin. Los empleados continúan comprometidos con sus trabajos, pero su verdadera satisfacción está fuera del trabajo, sobre todo con sus familias.

Jugar para los buenos: otra estrategia es simplemente buscar empleadores en cuya misión y cultura puedan creer. Dejar el juego: hay gente que en cierto momento renuncia a su trabajo para preservar su integridad. Jugar otro juego: hay personas que confrontan esta tensión directamente, y deciden que sus valores están de primeros. Estos empleados continúan en el mundo corporativo, pero saben decir no cuando sus valores morales están en riesgo.




Este es el resumen del artículo "Ganándole al Diablo" publicado en Primavera 2007 en la revista Strategy + Business.

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