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Construir sobre arena |
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| Las arenas bituminosas de Canadá son inmensas en todos los sentidos. Contienen 174 mil millones de barriles de petróleo que pueden ser recuperados rentablemente, y otros 141 mil millones que valdría la pena explotar si los precios del petróleo aumentaran o los precios de extracción bajaran. Esto es suficiente como para que las reservas petroleras de Canadá sean mayores que las de Arabia Saudita. Además, las arenas bituminosas están atrayendo inversiones de los gigantes de la industria: Royal Dutch Shell, Exxon Mobil y Total. Pero también están generando grandes controversias.
Hasta no hace mucho, la mayoría de las firmas petroleras consideraban que era demasiado caro explotar las arenas bituminosas. En la mayoría de los casos, extraer el petróleo supone talar los bosques que hay en toda la región, secar el suelo pantanoso, quitar la capa superficial del suelo y literalmente desenterrar las arenas bituminosas. Luego, los productores las deben mezclar con agua y calentarlas con gas natural para separar el petróleo de la arena. Este proceso produce bitumen, que debe ser tratado antes de ser convertido en gasolina. Todo esto consume mucha energía, y cuesta US$ 18 por barril en gastos operativos. Ciertos analistas del Citibank reconocen que los precios del petróleo tendrían que mantenerse sobre US$ 40 para que la extracción de las arenas fuera rentable.
Y como los precios del petróleo están a US$ 70 por barril, las arenas están llamando cada vez más la atención. No hay riesgos de exploración; el petróleo está ahí sin más. Una vez que están funcionando, las minas de arenas producen un flujo constante de petróleo durante 30 años o más, mientras que el flujo de los pozos convencionales es mucho menos predecible. Y, lo mejor de todo, las arenas bituminosas están en Canadá, un país estable y moderado. Pero no todos los gigantes petroleros están convencidos. BP, por ejemplo, las esta evitando. Si los precios del gas natural aumentan, o los del petróleo disminuyen, las arenas bituminosas serán menos atractivas. Y los costos de desarrollo se han triplicado desde 2001, lo que supone un gran problema.
Pero el mayor problema lo presenta el ambiente. Extraer petróleo de las arenas bituminosas produce dos o tres veces más dióxido de carbono que bombear petróleo de un pozo. Pero el gobierno canadiense está decidido a reducir las emisiones. Con tal fin, pronto exigirá que los proyectos relacionados con las arenas contemplen una reducción de 2% anual de las emisiones. Pero los activistas de WWF, un grupo ambientalista, aseguran que se necesitan medidas más severas.
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Este es el resumen del artículo "Construir sobre arena" publicado en Mayo 26, 2007 en la revista The Economist.
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