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Cómo matar una buena idea



Revista: Inc
Tema: Empresas
Fecha: Junio 2007
Autor(es): Max Chafkin
Jonathan Abrams creó la primera red de socialización en línea. Sin embargo, Friendster desapareció espectacularmente. ¿Qué salió mal? No es fácil ser la mente maestra detrás de uno de los mayores fracasos de la historia de la Internet. Claro que hay quien lo considere un visionario; pero, también hay quien lo considera un pésimo hombre de negocios. Los bloggers lo llaman un “verdadero imbécil” y un “sabio muy idiota”. Los ex inversionistas hablan mal de él. Otros emprendedores copian sus ideas sin darle crédito alguno. Y los noticieros ni siquiera saben bien su nombre.

Jonathan Abrams, fundador de Friendster y pionero de una de las mayores tendencias de hoy en día en la Red, hace grandes esfuerzos por no pensar en esto. Afortunadamente, sus dos nuevas compañías no le permiten distraerse un poco. El pasado septiembre, lanzó Slide, un bar de categoría en San Francisco. Y en marzo, apostó de nuevo a la Red con Socializr, una ciberpágina que les permite a los usuarios invitar a otras personas a fiestas y eventos.

Sin embargo, la historia de Friendster, tiempo atrás una de las compañías más exitosas de Estados Unidos, se ha vuelto una broma que continua preocupándolo. Y esto es comprensible. Según las reglas de Silicon Valley, Friendster estaba destinada a ser grandiosa. Pero fracasó sin más.

Ahora se sabe que Friendster pagaba millones de dólares para atraer ojos que no eran de valor para los anunciantes. Ahora, Abrams está haciendo con Socializr lo que hubiera hecho con Friendster si no hubiera perdido el control. “Friendster nunca fue terminada; era un prototipo que no logre desarrollar”, señala. Pero la lección más importante de Friendster tiene que ver no tanto con lo que ofrece Socializr sino con la forma de dirigir esta nueva ciberpágina. Abrams fue seducido por la experiencia de su “equipo de estrellas”, asumiendo que la gente talentosa siempre conseguiría una solución. Pero, esta vez, favorecerá las soluciones rápidas en detrimento de las soluciones elegantes y poco prácticas que fueron impuestas por la gerencia de Friendster.




Este es el resumen del artículo "Cómo matar una buena idea" publicado en Junio 2007 en la revista Inc.

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