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Otro buen desastre



Revista: The Economist
Tema: Industria automotriz
Fecha: Junio 16, 2007
Tras furias y resoplidos, Alan Mulally, el presidente ejecutivo traído de la Boeing para rescatar a la Ford, ha decidido aceptar lo que sea por las dos firmas británicas de lujo de la compañía, Jaguar y Land Rover. La noticia se difundió estas semana después de una reunión entre los ejecutivos de Ford y políticos británicos. Aunque la posición oficial de Ford es que está explorando todas las opciones, ha designado a tres bancos, Goldman Sachs, Morgan Stanley y HSBC, para que se ocupen de los posibles compradores. Fiat, compañía italiana, se sintió tentada por Land Rover, pero frenó las negociaciones el mes pasado cuando se enteró de cómo se mancharía su crédito con la compra.

La venta de Jaguar y Land Rover, tras la venta de Aston Martin en marzo por US$ 848 millones, significaría que de las marcas de lujo compradas por Jacques Nasser, presidente de Ford a finales de los años noventa, sólo quedará Volvo. El interés de la Ford por vender estas marcas habla muy mal de su situación. Su plan para restaurar su rentabilidad en Norteamérica hacia el 2009, conocido como “El camino hacia delante”, fue concebido hace 18 meses y luego fue acelerado por Mulally tras su llegada el pasado septiembre. Pero los resultados han llegado lentamente.

El año pasado, Ford perdió US$ 12,6 mil millones, y sus ventas en Norteamérica se desplomaron en US$ 11 mil millones. Las ventas cayeron en US$ 1,6 millones en el primer trimestre y los esfuerzos por recortar los costos no se han llevado a cabo. Aunque ya han desaparecido 18.000 puestos de trabajo, Ford tiene pensado despedir 30.000 trabajadores por hora y 14.000 asalariados el próximo año. También está tratando de cerrar un negocio con el poderoso sindicato de trabajadores automotrices, que le permita aliviar los pagos de pensiones. La rentabilidad en 2009 dependerá de recortar US$ 5 mil millones en costos y de recuperar al menos un punto porcentual del mercado estadounidense.

Pero independientemente de cuál sea la salvación para la Ford, es poco probable que la venta de Jaguar y Land Rover signifique una gran diferencia. Según cierto analista, la compañía podría obtener, cuando mucho, US$ 8 mil millones. Aunque ambas marcas se han vuelto iconos, es posible que sean tan atractivas como parece. Land Rover cuenta con un buen historial financiero y produce vehículos de alta categoría. Pero si continúa aumentando el temor hacia el recalentamiento global y, por tanto, hacia los vehículos utilitarios, la compañía se verá pronto en problemas. Además, dado que Jaguar y Land Rover comparten la misma fábrica, podría resultar demasiado difícil separarlas, sobre todo para un comprador que no tiene experiencia en el ramo.




Este es el resumen del artículo "Otro buen desastre" publicado en Junio 16, 2007 en la revista The Economist.

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