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Una relación de amor y odio con Chávez |
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| ¿Qué tan difícil es hacer negocios en Venezuela? Mientras el presidente Hugo Chávez guía su país hacia el “socialismo del siglo XXI”, no hay un día sin que cambien las reglas que limitan a las compañías. ¿Quiere exportar? Primero debe demostrarle al gobierno que no hay escasez de su producto. ¿Quiere importar? Demuestre que los bienes no están disponibles en el país. Chávez ya obligó a los gigantes petroleros, compañías telefónicas y compañías eléctricas a ceder el control de bienes estratégicos. Últimamente ha dicho que nacionalizará la banca, los hospitales y las compañías metalúrgicas. Esta es la razón por la que la inversión directa (que llegó a US$ 3,2 mil millones anuales durante los tres primeros años de gobierno de Chávez) se desplomó a US$ 2,6 mil millones el año pasado. “Es un poco como la Revolución Francesa”, señala Edmond J. Saade, presidente de la Cámara Venezolana-Americana de Comercio (VenAmCham). “Poder para el pueble, muerte para la nobleza”.
No hay duda de que Venezuela es un país problemático para invertir hoy en día. Pero, en cierto sentido, los negocios están mejor que nunca. Gracias a los ingentes ingresos petroleros, Chávez está gastando con creces (cerca de US$ 13,3 mil millones sólo el año pasado) para que su “revolución bolivariana” gane apoyo. Durante los últimos tres años, la economía ha crecido entre 11% y 12%, mientras que el consumo ha aumentado 18% anual. El mermado sueldo de los pobres, 58% de los venezolanos, se ha más que duplicado desde 2004 gracias a los programas sociales y la comida subsidiada, entre otras cosas. El resultado es que las ventas de todo, desde Coca Cola hasta Mercedes-Benz, han aumentado.
Esto se podría llamar una relación comercial de amor-odio con Chávez. Tanto las compañías nacionales como las extranjeras están haciendo más dinero que nunca en Venezuela. El comercio bilateral entre Estados Unidos y Venezuela nunca ha sido mejor. Venezuela exportó el año pasado más de US$ 42 mil millones a Estados Unidos (incluyendo 1 millón diario de barriles de petróleo), e importó bienes estadounidense por un monto de US$ 9 mil millones, es decir, 41% más que en 2005. Pero desde que Chávez declaró al presidente George W. Bush como enemigo público número uno, los estadounidenses prefieren mantener un bajo perfil, sin bien los 1.100 miembros de VenAmCham generan más de 650.000 puestos de trabajo. “El consumo está por los cielos, y las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Venezuela siguen funcionando, aunque hay confrontación desde un punto de vista político”, señala Saade.
Para las compañías nacionales que han logrado sobrevivir las siempre cambiantes reglas de Chávez, el rápido crecimiento económico constituye un aliciente, aunque haya pocas garantías en el futuro. “Cada vez tenemos menos competencia porque la gente ha tirado la toalla”, señala el propietario de una compañía familiar que suministra materias primas para varias industrias. Este comerciante ha pedido que no revelemos su nombre por miedo a retaliaciones por parte del gobierno, pero dice que sus márgenes de ganancias están aumentando gracias a la disminución de la competencia. Sin embargo, su compañía se ha reducido de 300 a 100 empleados y las ventas se han reducido a la mitad desde que Chávez llegó al poder. Docenas de sus amigos han dejado el país en los últimos años, y uno de sus mejores gerentes se está yendo a Florida, donde se han radicado muchos venezolanos de clase media.
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Este es el resumen del artículo "Una relación de amor y odio con Chávez" publicado en Junio 25, 2007 en la revista Business Week.
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