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Vengan de nuevo



Revista: The Economist
Tema: Industria de turismo
Fecha: Julio 07, 2007
Cuando los subsidios soviéticos desaparecieron abruptamente a principios de los años noventa, el gobierno comunista de Cuba vio en el turismo una fuente alternativa de divisas. El número de visitantes aumentó rápidamente a más de 2,3 millones en 2005, lo que produjo cerca de US$ 2 mil millones. Pero, ahora, este rápido crecimiento se ha detenido. El año pasado, la cantidad de turistas cayó en 4,3%. Los funcionarios cubanos acusaron públicamente de esto a Estados Unidos. El gobierno de George Bush ha limitado las visitas familiares por parte de los cubanoamericanos de una anual a una cada tres años, y ha procurado con mucho celo vetar el viaje de estadounidenses a la isla. Pero, en privado, los funcionarios cubanos admiten también que este problema no le puede ser achacado del todo al enemigo del norte.

Cuba tiene una de las tasas más bajas de reincidencia de turistas de la industria turística. La mayoría de los turistas sólo van una vez, disfrutan de la arquitectura colonial y de las playas, y no vuelven más. Los operadores turísticos señalan que la mayoría se queja de la comida y del mal servicio. Además, muchos turistas consideran que Cuba es demasiado cara. Para comprar cualquier cosa, el turista está obligado a cambiar su dinero por “pesos convertibles”, que no sirven de nada fuera de la isla. En 2005, Fidel Castro revaluó el peso convertible en 8%. Pero esto no mejoró la industria turística.

Pareciera que Castro considera el turismo como un mal necesario (aunque menos necesario ahora que cuenta con la ayuda de Venezuela). Pero su hermano Raúl, que asumió la presidencia el año pasado cuando a Castro lo operaron de una afección intestinal, no está de acuerdo. Raúl Castro ha dirigido el ejército desde hace tiempo, y es este mismo el que se ocupa de varios negocios turísticos. El gobierno señala que invertirá US$ 185 millones durante los próximos tres años en mejorar las marinas y campos de golf de la isla. Además, hay cerca de 50 proyectos de hoteles. Asimismo, las tarifas de aterrizaje de aviones (las más caras del mundo) serán recortadas en 20%. Los inversionistas extranjeros, que hasta el año pasado no eran muy bienvenidos, están siendo alentados a proponer proyectos.

“Esto es típico de Raúl”, señala un diplomático Occidental en la Habana. “Menos palabras y más acción”. Y es posible que la acción vaya mucho más allá. Una de las ideas es que haya paridad entre el peso convertible y el dólar. Otras es permitir que los cubanos se hospeden en los hoteles “sólo para turistas”. Esto llenará las camas vacías y aliviará el resentimiento. Si todo esto sucede, será la primera señal de que Raúl es más que la mano derecha de su hermano.




Este es el resumen del artículo "Vengan de nuevo" publicado en Julio 07, 2007 en la revista The Economist.

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