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China en bancarrota |
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| Cuando la maquinaria burocrática de China entra en acción, es algo digno de ver. Por ejemplo, un funcionario anuncia un plan para recobrar cientos de acres del mar y construir un inmenso complejo industrial. Unos años después, las bulliciosas fábricas y carreteras se alargan hasta donde puede ver el ojo, miles de familias viven en nuevos apartamentos y 10.000 trabajadores ya están construyendo la “segunda fase”.
Este es el lado de China que el mundo ve con admiración. La extraordinaria capacidad china de movilizar gente y capitales para llevar a cabo tareas intimidantes en tiempo récord es lo que le ha valido al país un crecimiento de 9,5% durante tres décadas. Esta es la razón por la que China se ha convertido en una potencia exportadora, cuenta con el mayor mercado de consumidores y ha amasado suficientes riquezas como para aprovechar las reservas minerales de Suramérica y comprar la división de PC de IMB. ¿Logrará Beijing terminar a tiempo los estadios, autopistas y hoteles para las Olimpíadas de 2008? Por supuesto. Además, seguramente será el país que ganará más medallas.
¿Por qué, entonces, es tan difícil que el gobierno les ponga mano dura a los exportadores de productos contaminados (frutos de mar, crema dental, medicinas), a pesar de años de advertencias por parte de los expertos locales y foráneos? Los continuos titulares sobre productos poco seguros provenientes de China revelan una terrible realidad: si profundizamos un poco más en el milagro económico chino descubriremos una gran abundancia de fracasos administrativos. El estado de los productos es sólo un aspecto de la incapacidad de Beijing de imponer normas en diversos sectores.
El Partido Comunista, tan eficiente a la hora de censurar la Internet, no es capaz de evitar la venta de iPods falsos, a pesar de que le prometió a Washington ocuparse del problema de los derechos de propiedad intelectual. La bolsa de valores de Shangai es una de las más activas del mundo, pero era un casino cuando abrió en 1990. Y ahora, tras años de regulaciones, es un casino aún mayor. Beijing habla de toda clase de iniciativas ambientales y, sin embargo, continúan apareciendo nuevas fábricas y plantas a carbón. El Partido tiene años hablando de una red social de seguridad; pero, a pesar de que la población trabajadora está envejeciendo, el gobierno no está invirtiendo lo suficiente en salud, educación y pensiones. China invierte más que Japón en investigación y desarrollo, pero su innovación deja mucho que desear.
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Este es el resumen del artículo "China en bancarrota" publicado en Julio 23, 2007 en la revista Business Week.
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