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Ahora, el uranio | 
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| A los ambientalistas se les multiplicarán los frentes tanto en Argentina como en Brasil, Colombia, Perú y Chile, donde los proyectos de extracción de uranio, que hasta hace no mucho parecían descabellados, serán cada vez más frecuentes. Desde 2003 el valor del mineral ha realizado una carrera ascendente, y desde hace dos años, cuando la crisis del petróleo más calentamiento global remozaron la energía nuclear para la generación eléctrica, su incremento fue geométrico hasta alcanzar los US$ 350 por kilogramo en el mercado spot durante junio pasado.
La Comisión Nacional de Energía Atómica, de Argentina, aportó una de las primeras novedades de la industria del uranio en la región. En julio pasado anunció el ingreso en producción desde agosto del yacimiento Don Otto, en la provincia de Salta, al norte del país. La mina producirá 30 toneladas anuales con el fin de sustituir parcialmente las 120 toneladas que los argentinos importan para alimentar sus dos centrales nucleares en funcionamiento, a un costo que se reduce “a la mitad”, según aseguran los profesionales de la CNEA.
Pero Argentina no está sóla en este boom. Brasil, otro de los países del club nuclear latinoamericano, también posee las mayores reservas de uranio en la región: 157.700 toneladas razonablemente aseguradas por un costo de producción inferior a los US$ 130 por kilogramo, habiéndose explorado sólo un tercio del gigantesco territorio. A diferencia de sus vecinos, la exploración, extracción y aplicación del uranio es un monopolio federal a cargo de Industrias Nucleares de Brasil, INB. Durante el año pasado su producción fue de 350 toneladas, pero el plan de INB es duplicar su capacidad de producción mejorando para el año 2008 mediante una inversión de US$ 15 millones. Su expansión continuaría hasta 2012, año que se espera que ingrese en operaciones Angra III, la tercera central nuclear brasileña, y según rezan las presentaciones de la empresa, sus 100.000 toneladas de reservas comprobadas le permitirían sostener las tres centrales durante 100 años.
Sin embargo, el plan nuclear lanzado por Lula apunta mucho más alto. El objetivo es sumar un total de ocho centrales hasta 2030, para lo que la producción de uranio deberá seguir un ritmo ascendente, amén de poder atender, aunque sea marginalmente, el mercado internacional. En el primer paso hacia otros socavones figura la mina de Itataia, un yacimiento a 200 kilómetros de Fortaleza cuya capacidad de producción se estima en otras 800 toneladas anuales de uranio, pero que además contiene rocas calizas y fosfatos. Para explotar estos productos la decisión de la compañía fue convocar empresas privadas entre las que están Vale do Rio Doce y MMX Mineração.
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Este es el resumen del artículo "Ahora, el uranio" publicado en Septiembre 2007 en la revista América Economía.
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