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Revolución pospuesta |
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| Los límites de tiempo han ido y venido; sin embargo, tras 15 meses de deliberaciones, la asamblea constituyente no logra ponerse de acuerdo sobre la nueva constitución de Bolivia. Este es un asunto muy frustrante para los seguidores del presidente Evo Morales, quien fue el promotor de la asamblea. El presidente prometió que la nueva constitución velaría por los derechos agrícolas y autonómicos de los indígenas bolivianos y propiciaría una economía socialista en la que el estado tendría control de los recursos nacionales.
Pero la asamblea está en un callejón sin salida, lo que refleja la división política de Bolivia. Aunque el oeste montañoso y principalmente indígena apoya sólidamente a Morales, el este blanco y de mente comercial se le opone amargamente. Los seguidores del presidente constituyen una mayoría en la asamblea, pero no cuentan con los dos tercios necesarios para imponer su texto. Así que la oposición ha logrado estancar el proceso. Detrás de todo el discurso constitucionalista, la principal disputa tiene que ver con dinero. Los yacimientos de gas natural de Bolivia están ubicados por la oposición en el este. Esta quiere que la nueva constitución consagre la autonomía regional y garantice a los gobiernos regionales una buena tajada de los honorarios provenientes del gas. Los líderes indígenas también abogan por autonomía, pero el gobierno quiere obtener el control de los ingresos provenientes del gas.
A pesar de su discurso radical, Morales tiene un lado pragmático que desarrolló durante sus años de líder cocalero. Su vicepresidente, Álvaro García Linera, negoció en octubre unos acuerdos tentativos con la oposición, relativos a la autonomía y a la economía. La idea es permitirle al presidente Morales un segundo período consecutivo a cambio de la autonomía regional y de la descentralización de la renta gasífera.
Pero la oposición sospecha aún de las intenciones de Morales, quien sostiene una estrecha amistad con Hugo Chávez, presidente socialista de Venezuela. El último límite de tiempo para la asamblea es el 14 de diciembre. Ninguno de los dos lados cree que se logrará un acuerdo. Pero Morales continúa siendo muy popular. Las encuestas sugieren que tiene el apoyo de al menos 60% de los bolivianos. Es muy probable que al final se salga con la suya.
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Este es el resumen del artículo "Revolución pospuesta" publicado en Noviembre 10, 2007 en la revista The Economist.
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