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No pulsen el botón del pánico | 
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| El empeño de Estados Unidos de triunfar en la economía global darwiniana no es nada sencillo. En esta época de trastornos financieros y campañas políticas, nos preguntamos cómo harán los trabajadores estadounidenses para integrarse a los nuevos mercados laborales globalizados, sobre todo cuando nuestra cultura valora la educación menos que nuestros rivales. Y hasta ponderamos la increíble posibilidad de bajar nuestro nivel de vida.
Pero debemos recordar que cuando hemos estado es situaciones parecidas (por ejemplo, cuando Japón parecía llevar la delantera en los años ochenta), nuestro sistema ha respondido y prevalecido. Muchas de las características de nuestra economía y sociedad contribuyen a que siempre terminemos triunfando. Una de estas características es, por ejemplo, que las compañías estadounidenses tienen más libertad de contratar y despedir (y los empleados de permanecer o renunciar) que las compañías del resto del mundo desarrollado. Así que cuando la economía mundial cambia (como ahora), siempre hemos respondido rápidamente.
Es un proceso duro y doloroso, acompañado por lo general de un nada halagüeño pronóstico. Cuando millones de gerentes medios fueron despedidos en los años ochenta, era imposible imaginar que la tasa de desempleo llegaría pronto al nivel más bajo nunca antes visto gracias a nuevos empleos, nuevas industrias y una creciente economía. Destinar el capital de ayer a las oportunidades de mañana es la esencia del capitalismo. Y el ganador es quien hace esto mejor y más rápido. Los mercados de capital estadounidenses han resultado ser muy efectivos a la hora de canalizar el dinero hacia el futuro.
Las encuestas demuestran que el tema más importante de las actuales elecciones presidenciales es la seguridad laboral. Así que los candidatos se sienten tentados a hacer promesas contraproducentes en nombre de la misma. En una era de angustia económica como esta, es difícil no hacer arreglos rápidos. Pero cuando estamos rodeados del tumulto y es difícil ver la luz al final del túnel, nuestra única esperanza es confiar en el buen funcionamiento del sistema. Así que, ¡protejámoslo!
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Este es el resumen del artículo "No pulsen el botón del pánico" publicado en Octubre 01, 2007 en la revista Fortune.
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