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El malo y el feo |
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| Estas son algunas de las señales de que nuestros empleados nos detestan:
1. Contamos con uno o dos acólitos fanáticos: sí, este tipo de devoción puede ser prueba de que somos fabulosos. Pero, por lo general, cuando el jefe es aborrecido por todo el mundo, los oportunistas del personal se ofrecen como confidentes y amigos en busca de poder y favores a expensas de los empleados más honestos y críticos.
2. Nunca vemos gente caminando por ahí: los empleados prefieren circunnavegar toda la oficina para llegar a la máquina de café o al baño que pasar enfrente de nuestra puerta y ser invitados a pasar.
3. Nadie se ofrece para nuestros proyectos: la idea es mala y nadie se atreve a decirlo, o es brillante pero las consecuencias de que nos decepcionen son terribles. Además, trabajar en nuestro trabajo significaría trabajar más con… nosotros.
4. Tenemos un ejército de ex empleados pero ninguno nos da su nombre como referencia para un nuevo trabajo: o nadie confía en nosotros o todo el mundo teme que tengamos malos recuerdos de dichos empleados.
5. Tenemos con un ejército de ex empleados, punto: si nuestro personal desaparece como las notas adhesivas, debemos preguntarnos: ¿Es un problema de recursos humanos o yo soy el problema?
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Este es el resumen del artículo "El malo y el feo" publicado en Enero 2008 en la revista Inc.
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