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La dura realidad



Revista: The Economist
Tema: Industria automotriz
Fecha: Enero 12, 2008
Es imposible imaginarse un marco más temible para la feria del automóvil de Detroit, que abre el 13 de enero. Las tres grandes compañías automotrices de Detroit quisieran olvidarse del año pasado. Las ventas de automóviles y camiones ligeros cayeron en 2,5% en Estados Unidos; las marcas extranjeras se hicieron con más de la mitad del mercado nacional por primera vez en la segunda mitad del año; y, Toyota superó a Ford. Pero nadie se imaginó que el 2008 sería peor. Dados los altos precios del petróleo y la crisis inmobiliaria en Estados Unidos, todo el mundo está de acuerdo en que las ventas caerán a 15,5 millones. Tanto General Motors como Ford tendrán que luchar por recuperarse. Y Chrysler, la más pequeña de las tres compañías, tendrá que decidir si podrá seguir adelante.

Cinco meses después de que Cerberus Capital Management comprara a la Chrysler, aparecieron los rumores de que tal vez la compañía de inversiones había mordido más de lo que podía tragar. Durante una reunión el mes pasado con varios ingenieros de la Chrysler, Bob Nardelli, el controversial ex director de Home Depot y artífice de la compra de la compañía automotriz, preguntó retóricamente si la firma estaba en bancarrota. La respuesta fue que “técnicamente, no, pero operativamente, sí”. Así que agregó: “Lo único que nos mantiene en pie son los US$ 10 mil millones que nuestros inversionistas nos han confiado”.

Una vez que esta afirmación se filtró, Nardelli se apresuró a explicar que lo que estaba tratando de transmitir era la “tremenda urgencia” que había ahora que Chrysler era una compañía independiente otra vez. La compañía perdió US$ 1,6 mil millones en 2007, pero Nardelli señaló que contaba con el apoyo total de Cerberus para lograr que Chrysler volviera a ser rentable.

Dado que las ventas y la producción se han visto infladas por la entrega de automóviles a precios ruinosos a las compañías de alquiler (algo que GM y Ford dejaron de hacer desde el año pasado), la primera parte del plan será reducir la capacidad. Esto ayudó a Chrysler a vender 2,6 millones de automóviles en 2007. Pero cuando Nardelli llegó, se dio cuenta de que la compañía estaba basando su capacidad sobre ventas de 2,8 millones de vehículos al año. Así que decidió recortar 10.000 empleos (más de los 13.000 que ya se habían recortado), al eliminar cuatro modelos poco rentables. Además, espera obtener dinero con la venta de terrenos, viejas fábricas y otros activos. Es posible que esto mejore la situación financiera a corto plazo, pero hay analistas que creen que la situación es aún peor que cuando apareció Cerberus.




Este es el resumen del artículo "La dura realidad" publicado en Enero 12, 2008 en la revista The Economist.

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